Los judíos en el destino de Quisqueya

Los judíos en el destino de Quisqueya

POR JEAN GHASMANN BISSAINTHE
La historia de Santo Domingo se nutre de los encuentros de la historia judía con la historia colonial y eventualmente con los movimientos independentistas haitiano y dominicano y el período contemporáneo.

 En una serie de artículos publicados recientemente por el doctor Carlos Esteban Deive sobre nuestra obra titulada: Los Judíos en el Destino de Quisqueya’’, el escritor español manifiesta su desacuerdo con algunos planteamientos nuestros e incurre en errores interpretativos y contradicciones. Reconocemos que él tiene una gran pasión por el tema judío; sin embargo, se ha inducido en errores flagrantes al querer contrarrestar parte de nuestros argumentos, lo que encontramos muy bien, ya que la luz resplandece al choque de las ideas. Respetamos al doctor Esteban Deive por su larga trayectoria de intelectual e investigador tenaz y, a pesar de nuestras objeciones a sus argumentos, nos inclinamos reverentes ante la calidad de sus artículos que requieren un debate mucho más amplio sobre un tema que nos interesa a todos.

Aplaudimos sus esfuerzos y al mismo tiempo no podemos quedarnos con los brazos cruzados sin aclarar algunos puntos de nuestro trabajo para el público dominicano y haitiano.

El historiador español comenta que deberíamos mostrar a nuestros lectores un escrito en el que los Reyes Católicos hayan manifestado su convencimiento de que Colón era judío y que andaba detrás de las diez tribus perdidas de Israel. Como punto de esclarecimiento, volvemos a repetir que no solamente los Reyes Católicos sabían que el Almirante era de la estirpe judía sino que financiaron su proyecto, estando convencidos de que una de sus motivaciones exploradoras era la búsqueda de las diez tribus perdidas de Israel, las cuales fueron dispersadas por el mundo tras ser liberadas por los asirios y cuyo imperio colapsó en 612 a. C.

El artículo de Esteban Deive contradice su planteamiento anterior publicado en su obra titulada: ‘’Heterodoxia é Inquisición en Santo Domingo, 1492-1822. En dicha obra, él admite de manera explícita que los Reyes Católicos estaban enterados de que la empresa del descubrimiento era un proyecto de los judeocristianos. En sus palabras: ‘’La magia del descubrimiento de América fue obra de España tanto como de los judeoconversos. Los más notables personajes de seguro abolengo hebraíco y valiente en la corte de los monarcas católicos apoyaron decididamente a Colón, financiando en parte los gastos de su viaje inaugural’’.

  A los Reyes Católicos no les interesaba saber si un individuo era judío o no  sino que todo habitante encontrado bajo el dominio del Reino tendría que convertirse al cristianismo. Sin embargo, el escollo en la Corona empezó cuando algunos judíos económica y políticamente  poderosos rechazaban renunciar a su fe hebraica al fingirse ser buenos cristianos mientras practicaban secretamente su religión ancestral. Los judíos españoles tenían un proyecto político y económico propio para Europa de suerte que el futuro de España y los primeros proyectos de Conquista y de Colonización estuvieron manipulados y controlados por ellos, lo que permitió que ellos se movieran en toda la esfera del poder político español. Hay que recordar que la unión matrimonial de Isabel y Fernando no hubiera sido posible sin la colaboración de los judíos de Aragón y  Cataluña: el prestigioso Abraham Semoi de Segovia entrevistó a diversos nobles para que ellos convencieran a  Isabela de contraer matrimonio con Fernando y le acompanó ese aristócrata judío cuando su pretendiente fue a visitarla. Por su parte, Jaime Ram, hijo de un rabino de Monzón obsequió a Fernando 20 mil sueldos para  financiar el viaje a Castilla. Los nobles como Pedro de la Caballería se referían a Fernando como el marrano. Literalmente, el rey y la reina vivían rodeados de judíos y los tres secretarios de Fernando eran judeoconversos, uno de ellos era Hernando del Pulgar, hombre astuto que defendía los intereses de su raza en la Corona.

   A los judíos de la época siempre les preocupaba la desaparición de las diez tribus perdidas de Israel. Ellos añoraban la idea de que algún día su generación o sus descendientes las encontrarían. Coincidencialmente, la Inquisición decretada en 1492, el mismo año del descubrimiento, como lo explicó Yosef Ben Halevy Haiva conocido como Luis Torres quién fue invitado a acompañar a Colón durante el primer viaje por su dominio del hebreo, estimuló esa búsqueda. El fue quién relató en su diario que celebraron la fiesta judía llamada Yon kippur en alta mar. En sus palabras: ‘’ En la víspera canté el Kol Nidre, voces de la Pinta y la Nina se juntaron a mi oración…No estamos navegando en este barco en vano, es el mismo día que los judíos fueron expulsados de España, ese mismo día se me dio la oportunidad para ir en la búsqueda de nuevas tierras, cruzando este oscuro y terrible océano’’. Además, la manifestación de Fernando Colón en ‘’Vida del Almirante Don Cristóbal Colón, en una carta que su padre escribió al aya del príncipe Don Juan de Castilla, afirma lo siguiente:

‘’Yo no soy el primer almirante de mi familia. Póngame pués el nombre que quisieran, que al fin el rey David, rey sapientísimo fue guarda de obejas, y después fue hecho rey de Jerusalem, y yo siervo soy de aquel mesmo que le puso a él en tal estado’’.

   Es obvio lo que relata Esteban Deive sobre la resistencia del obispo Hernando de Talavera a principio de la década de los años 1490 de ayudar a financiar el viaje de Colón. El sustentaba que Torquemada no fue Confesor de la reina Isabela como afirmabamos sino el fray Talavera. Ante de aclarar ese punto, vale la pena recordar que en aquella época, la comunidad judía se vio forzada de convertirse masivamente al cristianismo, y casi la mitad de los cuatrocientos mil judíos que habitaban España se cristianizaron.

El mismo monarca Fernando, también de linaje judío por su madre Juana Enriquez debería saber que muchos de sus colaboradores más cercanos eran de su estirpe.   Para acabar con los enfrentamientos internos en la Corona, sobre todo de índole económico y político, los Reyes Católicos incorporaban cléricos y laicos sin títulos ni riquezas en la alta administración, los cuales tropiezan con el problema de los conversos instalados en la cúspide social, un problema de clase sin precedente que reflejaría negativamente en el porvenir del poder español. Los nuevos cristianos provocaron feroces campañas acerca del poder, no por su fe religiosa sino con la fe religiosa. Hay que entender que la unidad era también importante por la Corona desde el punto de vista  político y religioso por  la disputa mantenida con Portugal por la Corona de Castilla. Así, los intereses de preservación y consolidación política y religiosa de unidad prevalecía sobre los problemas etno-raciales de los altos funcionarios de la monarquía.

 Talavera no se destacó mucho por representar la línea moderada, tradicional y mayoritaria del alto clero y de la nobleza. Hijo del Conde de la Oropesa y de una hebrea del arrabal de Oropesa, fue nombrado Confesor de la reina Isabela en 1476 y se integró en el Consejo real. Sin embargo, él cayó en desgracia cuando en la Corona lo denunciaban como un judeoconverso que practicaba secretamente el judaísmo. El intelectual Esteban Deive admite que, al final de la vida de Talavera, el Tribunal de Santo Oficio quiso juzgarle por judeizante, una afirmación que avala nuestra tesis cuando sustentábamos que irónicamente la presencia notable de los judeoconversos en la Corona  servía para ayudar a muchos judíos a escaparse del infierno de la Inquisición.

  Frente a la postura ambigua de Talavera, la presencia de un fraile de la talla de Tomás de Torquemada se hizo necesaria para el rescate de la Corona, un hombre de mano dura quién persigue, tortura y expulsa del reino a los judíos sospechos de judaizar. Ese Inquisidor quien el fraile Juan de la Cruz  relata sobre su vida en una de sus crónicas publicadas en 1567 revela su ascendencia judía. Sin embargo, esa denuncia no le perjudicó ya que él mantuvo su lealdad a las causas de la monarquía porque provino de una escuela de línea dura El era el único Consejero Real capaz de llamar la atención a Isabela cuando su Majestad cometía errores políticos o deslices de cualquier índole. Nombrado Inquisidor general y nuevo Confesor de la reina, se apresuró a buscar la unidad mediante la pureza religiosa hasta lograr ser uno de los hombres màs influyentes de la monarquía castellana.

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