Los historiadores de los últimos siglos han tratado el tema de la evolución de la humanidad, a partir de lo que ocurre en Occidente. Spengler y Toynbee vieron los problemas que tendríamos en esta parte del mundo mientras muchos soñaban con que el socialismo científico resolvería tanto las injusticias y fallas internas de nuestras sociedades, como también nuestras deficiente e injustas relaciones con el Oriente. Autores como Fukuyama entendieron, al igual que lo hubiesen hecho los marxistas, pero con enfoque distinto, que ya habíamos arribado a un estadio en que no habría grandes cambios, y que la historia no tendría grandes acontecimientos o transformaciones verdaderamente nuevas qué contar.
Para los creyentes en el relato y el proyecto bíblico, en cambio, el mundo o al menos la humanidad, siempre tuvo un origen y final. Y, desde luego, un propósito.
Quien lee la historia de los hebreos se percata pronto de que se trata de un verdadero proyecto, esto es, con todos los elementos que los gobernantes, hombres de empresa y de ciencia definen un plan, sea este de gobernanza, negocios, de investigación o militar.
Puede leer: La democracia en EUA, espectáculo triste y preocupante
El mundo se admiró en 1976 con el espectacular rescate de Entebbe, por la audacia, pero sobre todo por su inteligente planificación. La Operación fue llevada a cabo por militares israelíes en Uganda, de rehenes que una semana antes viajaban en un avión francés con más de doscientos pasajeros, secuestrado por terroristas alemanes y palestinos y conducidos al aeropuerto de Entebbe, en Uganda.
La operación se ejecutó durante la noche, cuando cien comandos israelíes volaron tres mil kilómetros y sorprendieron a vigilantes y terroristas en el aeropuerto de Uganda.
Miles de años atrás, hubo en Egipto un gran rescate de israelitas; el cual tuvo una estrategia y planificación muchísimo superior.
La prueba que considero irrefutable de que se trata de un plan, se verifica en lo que el célebre sociólogo estadounidense Erving Goffman hubiese calificado como el mayor ejemplo de lo que él llamó “total institutions”; (Asylums).
La operación de rescate del pueblo israelita que había estado en esclavitud por cuatrocientos años en Egipto fue el primer paso del plan. Luego de siglos de reclutamiento o formación del target o público, los judíos fueron sometidos a un proceso de “despersonalización colectiva”, o su equivalente en las “instituciones totales”, como el ejército, los seminarios, internados psiquiátricos, y afines; para luego, inmediatamente, llevarlos al segundo estadio: La liberación o exaltación a la nueva categoría, la de “pueblo liberado”.
En Egipto se inició la etapa de despersonalización (humillación), similar a lo que se hace a novatos y reclutas en los internados y el ejército; donde son “humillados” mediante novatadas y acosos sistemáticos a los recién ingresados.
La siguiente etapa consiste en entrenar con nuevas normas, mandamientos, cambios de hábitos, dietas, e instauración de normas conductuales renovadas. Lo cual tiene lugar durante cuarenta años en el desierto. Luchando contra la contaminación por pueblos nómadas en el trayecto hacia la recompensa: la Tierra Prometida.
(Continúa).