Los jugadores están molestos también

Los jugadores están molestos también

Tres horas antes de que los Orioles salieran al terreno ante los Yankees, el jugador del cuadro reserva Chris Gómez se encontraba bateando pelotas plásticas de golf a un cesto de lavandería. Es el tipo de actividad sin sentido, para matar el tiempo que se ve en un clubhouse que no tiene mucho por lo cual jugar.

Y cuando comienza el juego, es lo mismo. Los Orioles toman la delantera ante Randy Johnson, pero los Yankees le dan la vuelta al partido ante el novato de Baltimore Jim Hoey en la séptima cuando el jardinero izquierdo Fernando Tatis convierte un elevado de rutina en un doble que limpió las bases. En la octava, Perlozzo llamó al receptor Chris Widger a batear de emergente. Widger se ponchó, y ha bateado de 44-1 (.023) de por vida ante los Yankees.

Mientras se acumulan las derrotas, no sería sorpresa para nadie si Tejada decide sublevarse y pedir su salida de Baltimore. Muchos de sus compañeros han optado por callarse y seguir. Contrario a los fanáticos, los jugadores de los Orioles están obligados contractualmente a aparecerse en el estadio todos los días.

«Es duro para nosotros como jugadores cuando Boston y Nueva York vienen a nuestro estadio y su lanzador sale de la lomita con una ovación de pie,» dijo Roberts. «Como alguien que ha subido por los niveles de la organización, mi meta es ver este estadio lleno de nuevo con fanáticos de los Orioles por las razones correctas: Porque estamos ganando. Es septiembre en una serie grande, y nuestro lanzador sale de la lomita y recibe una ovación de pie.»

En cambio, Roberts mira y lo que ve es un estadio medio lleno — y 50 porciento de esos fanáticos se la pasan haciendo cánticos de «MVP» para Derek Jeter.

«No puedo estar aquí y echarle la culpa a los fanáticos por hacer dinero con sus boletos al vendérselos a los fanáticos de los Yankees cuando estamos 20 juegos abajo,» dijo Roberts. «Pero es duro.»

Kevin Millar, jugador de primer año de los Orioles: «Es un estadio precioso y una bonita ciudad. Tienen una gran tradición que dara de muchos años. Pero lo cierto es que, tenemos que jugar un mejor béisbol y tener un producto ganador que ofrecerles a los fanáticos en el estadio.»

Hasta que las cosas cambien, Angelos será el pararrayos del descontento de los fanáticos. Los fanáticos de los Orioles le echan la culpa por enfocarse más en los Nacionales de Washington más que en los problemas de su propio equipo.

Muchos lo tildan de tacaño, a pesar de que uno pensaría que la nómina de los Orioles de $72.5 millones debería producir al menos un equipo que juegue para .500.

«La gente inclusive le echa la culpa a él porque el equipo no tiene el nombre ‘Baltimore’ en la parte del frente de los uniformes en la carretera. Eso no ha sido así desde el 1972,» dijo un oficial de la ofician central de los Orioles.

Los fanáticos de los Orioles recuerdan el 1972 con cariño.

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