Los Knicks despiertan pasiones

Los Knicks despiertan pasiones

BRISTOL, Conn. (ESPN.com) — Es difícil decir con precisión lo que sucede en la ciudad de New York, pero algo está pasando.

La palabra «zumbido» parece demasiado burda. Más bien es ese sentimiento que lo obliga a uno a recoger el periódico por la mañana y ver lo que dan en el cine. A llamar a un buen amigo y ver si le gustaría ir al centro, a recorrer esa nueva exposición. A telefonear a la radio para conseguir esos boletos. Esa sensación de que si uno no sale de su casa y esgrime su billetera, se perderá algo especial.

Así es otra vez en el Garden, donde la muchedumbre no necesita que la inciten desde la pantalla gigante para gritar. Sin faltar el respeto a los Nets, si ellos se mudan a Brooklyn –«yo podría ir caminando desde mi oficina hasta donde ellos hablan del levantar el estadio,» dice Spike Lee– no será lo mismo para esta ciudad que cuando a la gente le importan los Knicks. Como empezaron a importarle otra vez.

No hay modo de saber cómo terminará esto. Después de todo, en este momento los Knicks apenas están luchando por el último lugar en los playoffs de su conferencia. Isiah Thomas sabe que esto es solamente el principio, que el verdadero trabajo no comenzará sino hasta una vez finalizada la temporada. Pero todo lo que Thomas ha hecho hasta ahora fue sobre la base de lo que hizo antes. Primero, realizar una transacción –cualquier transacción– para demostrar que, luego de tres años de letargo, los Knicks todavía tenían pulso como organización, y harían un trato. Clarence Weatherspoon se fue a Houston por Moochie Norris. Después, cambiar el foco de la franquicia. Durante los tres años pasados, el foco había sido el contrato de 100 millones de dólares de Allan Houston, del cual él nunca pudo estar a la altura en Ciudad Gótica, a no ser que haya venido a hacer ejercicios de calentamiento. Al incorporar a Stephon Marbury, Thomas cambió la historia.

Y al despedir a Don Chaney (algo que, dicho sea de paso, no se manejó bien en absoluto) y traer a Lenny Wilkens a bordo, New York se asegura que «Starbury» tenga las mayores probabilidades de éxito. ¿Si Hubie Brown sirvió como mentor de Jason Williams en Memphis, por qué no puede Lenny, nacido en Brooklyn, hacer lo mismo para Steph, también nativo de Brooklyn? «Si vamos a llegar donde queremos que Stephon y el equipo lleguen, necesitamos hombres creíbles en estos momentos,» dijo Thomas. «Le estamos enseñando [a Marbury] el modo correcto de jugar. El valor del liderazgo, de vivir bien, de jugar bien. Él no va a ser juzgado por los puntos que anote, sino por su capacidad de mando. Desde el punto de vista del liderazgo, llegaremos hasta donde él nos lleve.»

¿Estará Wilkens por aquí el tiempo suficiente para proporcionar estabilidad? No los sé. Nunca se sabe con Zeke. Pero sí sé que el MSG no ha hervido así en mucho tiempo.

Por ahora es un caso de estudio fascinante, sobre cómo rehacer un equipo sobre la marcha. Para Marbury y Penny Hardaway, Wilkens es, increíblemente, su quinto entrenador en jefe esta temporada. Eso implica cinco terminologías, formaciones y filosofías diferentes que ellos han tenido que recordar, y luego descartar y comenzar de nuevo.

«El que ama este juego entiende que se trata, ante todo, de un negocio; siempre,» dijo Marbury. «Los jugadores son transferidos y los entrenadores son despedidos todo el tiempo. Pero los partidos siguen. Uno tiene que salir y jugarlos. No puede deprimirse y comenzar a pensar que las cosas deberían ser de tal o cual manera. Uno simplemente sale y juega. Porque siempre es lo mismo. Todas las formaciones son prácticamente las mismas. Lo que cambia es la selección de jugadas.»

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