En el tramo final del proceso electoral, los senadores y diputados siguen al margen de las labores legislativas y entregados al proselitismo en sus  pueblos, lo que ha dejado el Congreso prácticamente desolado.

El vacío de los congresistas, quienes de esta manera se alejan de sus responsabilidades constitucionales, ha reducido al mínimo las actividades en la sede congresual.

Incluso, las visitas que generan las actividades de los senadores y diputados en sus oficinas y el hemiciclo, se han reducido al mínimo, así como  el número de visitantes que van a la sede congresual en procura de ayudas para problemas comunitarios o personales.

Sin sanción. La ausencia de los legisladores deja sin sanción, sólo en el Senado, unos 174 proyectos, resoluciones, financiamientos y otras iniciativas de las que están apoderadas las 30 comisiones de trabajo.

Igual violación a las responsabilidades que les impone la Constitución y los reglamentos internos se produce con la Cámara de Diputados, cuyos miembros atienden en este proceso sólo los requerimientos proselitistas que les imponen sus partidos.

Adaptación.  Asimismo, el abandono del Congreso por parte de sus miembros aleja más las posibilidades de adaptación de más de 150 leyes vigentes que contravienen disposiciones de la Constitución del 26 de enero del 2010.

Ni siquiera las labores administrativas del Congreso siguen a ritmo normal, ya que la inactividad legislativa de los senadores y diputados ha disminuido casi a cero los trámites relativos a  los resultados de los trabajos de las sesiones, comisiones y oficinas de los legisladores.

Los pasillos y oficinas, así como las salas de estar de la primera planta y hasta los alrededores de la sede del Poder Legislativo acusan una visible inactividad.

Se espera que luego de las elecciones presidenciales de este domingo, el Congreso vuelva a cobrar su ritmo normal con la celebración de las sesiones ordinarias y el despacho de los asuntos relativos a esa actividad, conforme lo establece la Constitución.