Los líderes de cartón

Los líderes de cartón

La gente desea votar por un verdadero líder político. Esto, dicho así, parece una tontería, una evidente perogrullada. Es claro que en los países donde se celebran elecciones los ciudadanos votan por alguno de los varios líderes políticos que discuten o luchan por alcanzar el poder público. Pero hay hombres que son líderes y otros que se nos presentan como tales sin serlo de verdad. ¿Qué es un líder político? ¿Cuáles son las condiciones que hacen de un hombre un líder? Digo líder sin calificación alguna, sin ningún adjetivo. Podría tratarse de un líder cívico, de un líder académico, de un líder empresarial, un líder deportivo, un líder sindical y, finalmente, de un líder político.

Con esto quiero decir que para llegar a ser líder político, primero hay que ser líder a secas. Cada grupo social, cada comunidad o cada pueblo, tiene un conjunto de valores que aprecia y gusta ver encarnado en un hombre y por ello lo reconoce, le sigue y le da el título de líder. Esos valores pueden variar en el curso de la historia o parecernos diferentes al comparar las vigencias colectivas de cada sociedad o de cada cultura. Por ejemplo, se espera que un líder europeo represente valores distintos de los que representa un líder de una tribu de Guinea.

Con lo cual hemos llegado al punto de afirmar que hay una relación muy estrecha entre los líderes y las sociedades a las que pertenecen. Tanto el líder como su sociedad están inmersos en una misma cultura, en idéntico sistema de vigencias colectivas; viven, sienten y piensan en medio de problemas que son comunes a la sociedad y al líder de esa sociedad. Es por eso que los líderes sólo son líderes concretos de una sociedad concreta.

Charles de Gaulle, líder de los franceses durante la Segunda Guerra Mundial y después de ella, solo podía gobernar, adecuadamente y con éxito, entre franceses. El Generalísimo Francisco Franco, caudillo español y político de grandísima habilidad y aguda visión histórica, solo podía gobernar entre españoles. Los líderes no son intercambiables, trasladables de una sociedad a otra, como los funcionarios de una compañía multinacional. Los “estilos” políticos francés y español son diferentes. (Empollar huevos históricos. 2001).

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