Los líderes de Leonel

Los líderes de Leonel

UBI RIVAS
Cierto que el presidente Leonel Fernández es el resultado del indoctrinamiento del presidente Juan Bosch y la praxis del presidente Joaquín Balaguer, y en ese pendular es preciso definir cual de los dos es su líder.

Aunque en cierta ocasión, Leonel expuso a campo traviesa a otro singularismo personaje que nunca le ha aportado un comino al país, como su estrella polar, versión que dejó perpleo al país.

Del bochismo histórico es menester entender que restan apenas perceptibles briznas, por cuanto aquel escritor luminoso, arbitro como pocos del verbo convincente, nunca transigió con sus contrarios sino hasta el final de su valiosa existencia cuando carecía del dominio de sus facultades psíquicas que lo condujeron a aquel histórico «pacto patriótico».

Bosch manejó los mecanismos de la mercadología política en la cual fue un pontífice, más que profesor y maestro, tres gradaciones del saber y el manejo de los conocimientos, empero, demostró una cuestionable vocación por ejercer el poder porque en un país punteado por un archipiélago de intereses, no logró consensuar con ninguno.

En la Constitución de 1963, la más avanzada del país, una clonación de la cubana de 1940, labró su desgracia y su equidistancia para siempre del poder, por cuanto consagró la enseñanza laica, en un país penetrado por el catolicismo, limitó la propiedad privada en un medio donde los latifundios superan con creces a la pequeña heredad, y finalmente prohibió la reelección, en un país sin tradición democrática avenido a los espadones, los déspotas de manigua y los ilustrados.

Siendo proclamado como el candidato de unas de las resquebrajadas y multifacéticas parcelas que delinean los harapos del reformismo, en la capital, el tres del presente mes, Leonel se autoproclamó representante del balaguerismo histórico.

Ese mismo día, pero en Puerto Plata, Leonel categorizó que la política es un medio para servir al país, un sacrificio para beneficiar a la colectividad nacional, no una manera perversa para enriquecerse. Ese no es el criterio generalizado que se tiene de los políticos.

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