Hay que unirse al júbilo que producen las declaraciones del ex presidente Leonel Fernández recientemente en la ciudad de Santiago, destacando la estabilidad, la confianza y la paz social, aun en medio de una crisis internacional, como logros de la actual gestión del presidente Danilo Medina.
Es un reconocimiento al país, a los dominicanos, y en especial a todos los que provienen de origen humilde. Es un milagro de Dios que Arroyo Cano pueda producir un presidente, como Bohechío, a unos diez kilómetros, pueda producir un embajador. El solo salir de esos campos a estudiar es una tremenda hazaña, y el llegar a la primera magistratura del Estado y alcanzar a los dos años de Gobierno más de un 70 por ciento de popularidad, solo Dios puede hacer semejante prodigio.
No nos equivocamos cuando en el 1997, siendo vicecónsul en Nueva York, en una suite presidencial, le dije al entonces presidente Fernández que debía apoyar a Danilo Medina, cuando éste no tenía aún aspiraciones, si él no se iba a reelegir. Leonel es como mi hermano desde casi 40 años. Y Danilo es primo de sangre. Somos familia de parte de mi madre Idalia Suzana Sánchez. Yo soy de Bohechío, y él es de Arroyo Cano. Leonel se sorprendió cuando dije eso, pero desde esa fecha reafirmé delante de Leonel mi compromiso con el pariente.
Cuando Leonel optó por la no reelección en el año 2000, anduve barrios y provincias promoviendo la candidatura presidencial de Danilo. Aunque el entonces y hoy fenecido canciller, y algunos que otros funcionarios se negaron a apoyar a Danilo como su candidato, nos mantuvimos firmes. Recuerdo que en un viaje presidencial que hicimos a Japón, algunos se preguntaban de dónde sacaría Danilo el dinero para el banco de los pobres que estaba anunciando al país. Siempre tuve fe que Danilo podía ser un buen presidente de la República. Hubo hasta quienes se negaban a repartir cajas de espaguetis en los barrios pobres, alegando que no apoyarían a Danilo. Otros se negaron a cooperar económicamente. Y muchos que ahora aparecen que están, ni siquiera estaban en la campaña del año 2000. Danilo, con mucha lucha, se candidateó en el año 2000, y perdió esa batalla, pero no la guerra. Siguió batallando, hasta que le llegó su oportunidad.
Hoy en día, el presidente Danilo Medina ha dado no solamente muestras de capacidad, sino de humildad. Es un hombre no solo de paz, sino temeroso de Dios. Es un entretenimiento compartir los fines de semana con los sectores productivos agrícolas del país. Pero también asistió a una gran concentración evangélica. El plan de alfabetización, la jornada extendida y la alimentación escolar y las nuevas aulas, son también parte de sus logros.
Mientras a otros gobiernos le hicieron cuantiosas jornadas de protestas y los conflictos parecían interminables, en estos dos años de Gobierno, en la República Dominicana, como bien dice Leonel, ha habido paz social, además de estabilidad y confianza.