Cuando el gobierno decidió poner en la administración de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE-CDEEE) al pasado presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), muchos pensamos que la crisis energética nacional (progenitora de los inefables “apagones”) había llegado al principio de su fin. Sin embargo los atributos gerenciales del señor Celso Marranzini no han brillado con el voltaje que se esperaba.

Pese a lo anterior, el señor Marranzini, imitando con elegancia a los zorros de la política, fue siempre diplomático justificando la falta de solución a la crisis.

Sin embargo, en una reciente aparición en un programa de televisión, el vicepresidente ejecutivo de la CDE superó todos los esquemas previos utilizados para burlarse de la inteligencia popular, declarando que uno de sus principales logros ha sido la implementación de un sistema computarizado, tan preciso, que cualquier persona, a través del internet puede conocer con exactitud, el día anterior, cuáles sectores serán afectados por “interrupciones” (¡no apagones!) en el suministro de energía eléctrica (lo cual aparece sombreado en azul) y al día siguiente, la misma información cambia al color amarillo conforme al cumplimiento de la programación.

Haciéndome eco de las declaraciones del Sr. Marranzini y aceptando que soy uno más de los ciudadanos que algunos políticos, funcionarios y empresarios toman como estúpidos, me declaro satisfecho y feliz porque  ahora los apagones deben llamarse “interrupciones” y se ven con precisión el día antes y el día después en las computadoras.

 Lo lastimoso es que muchos, como yo, no podemos darle seguimiento a las interrupciones cibernéticas azules o amarillas porque los “apagones reales” de color negro, anárquicos, sin horario definido, no nos lo permiten.