POR DIONISIO SOLDEVILA
Los Medias Blancas de Chicago rompieron el año pasado una sequía de casi 90 temporadas sin conseguir un campeonato cuando se impusieron a los Astros de Houston. El dirigente Ozzie Guillén impuso un estilo de juego poco convencional y logró explotar al máximo el talento de sus jugadores.

Ahora, el reto del venezolano Guillén es tratar de repetir la corona para la Ciudad de los Vientos tal y como lo hicieron el año pasado cuando pasearon a sus rivales.

Durante el invierno, los Medias Blancas se movieron bien, contratando los servicios de un bate de poder como Jim Thome, desde los Filis de Filadelfia.

Esta contratación debe ayudar aun más a unos Medias Blancas que no perdieron gran cosa durante la pausa, exceptuando algunos lanzadores como El Duque Hernández y Dámaso Marte.

La salud de Thome será fundamental para determinar los pasos a seguir como bateador designado de un equipo que dominó todo el 2005.

Pero al mismo tiempo, los Medias Blancas añadieron a un abridor que al menos en el Clásico Mundial de Béisbol mostró un talento espectacular: el boricua Javier Vázquez. Si Vázquez se mantiene sano puede ser un gran contribuidor a la rotación que también incluye los servicios de Mark Buehrle, Freddy García, José Contreras y Jon Garland.

Se suma la adquisición de Rob McKowiak desde los Piratas de Pittsburgh en el cambio que llevó a Dámaso Marte a la ciudad del hierro.

El dominicano Juan Uribe jugará un papel fundamental como segundo en la alineación y Tadahito Iguchi será pasado a la parte baja de los nueve bateadores.

Los Medias Blancas de Chicago deben ser los campeones de la División Central sin muchos problemas, pues los Mellizos de Minnesota, Tigres de Detroit e Indios de Cleveland no cuentan con la profundidad necesaria para hacerle frente a ese cohete.