Tomar medicamentos por cuenta propia, sin fórmula médica de por medio, y gracias al consejo del vendedor de farmacia o el vecino, se convierte en un coctel peligroso que atenta contra la salud. Esta conducta generalizada en muchas personas, desencadena ciertos efectos en el organismo que la mayoría desconoce.
Lo primero que se debe conocer es que cada persona reacciona de una manera diferente a los medicamentos y que aunque tenga síntomas similares a los de cierta enfermedad, es únicamente el médico quien establece un diagnóstico preciso que ayuda a controlar o curar la enfermedad. Los riesgos de automedicarse son muchos: puede agravar la enfermedad, anular o aumentar los efectos de otros medicamentos, ocasionar reacciones alérgicas peligrosas, cambiar los síntomas dificultando el diagnóstico y tratamiento; y en el caso de los antibióticos, su uso indiscriminado sin formulación, deriva en una resistencia bacteriana. Según investigaciones realizadas, los antibióticos, analgésicos y vitaminas son los medicamentos que más consumen quienes se automedican.
Cada individuo requiere una dosis y un tiempo de administración determinado. Cuando esto no se cumple puede ocasionar problemas por sobredosificación o no servir para nada. En algunos casos pueden la persona puede morir, si es alérgica. Otras complicaciones son las renales, nerviosas, cardiovasculares, sanguíneas, de la piel y gastrointestinales.
La salida toma forma de estimulantes varios. Desde los clásicos mates y enormes tazas de café hasta productos farmacéuticos que prometen renovar la energía, estimular la memoria y espantar el sueño. Pero los expertos advierten sobre los peligros de automedicarse. Y recomiendan métodos más naturales para aumentar el rendimiento sin comprometer la salud. «Los estudiantes que buscan un producto para mejorar su rendimiento, porque se cansan o les cuesta memorizar, en realidad no lo hacen porque quieren rendir más, sino porque notan que están rindiendo menos .
Esto sucede especialmente después de mitad de año. Notan que lo que antes leían en una hora, ahora les lleva cuatro. Esos chicos que advierten una disminución del rendimiento intelectual son estudiantes que por el ritmo del año y otros factores, como no tener un adecuado régimen de actividad física u horas de sueño, se cansan y estresan.
El estrés es una respuesta de defensa muy importante, es un mecanismo de adaptación. El problema es cuando se hace crónico. Cuando estás cansado y agotado, descansas peor a la noche y rendís menos intelectualmente. Esto no se soluciona con productos farmacéuticos:» no hay una pastilla para el cansancio», advierte el especialista. Entre los productos a los que recurren los estudiantes los hay de venta bajo estricta receta, como las anfetaminas y sus derivados. Los controles, de todas maneras, no impiden un mercado paralelo ilegal. También los hay de venta libre, como las vitaminas o tónicos.
La clave
Cuidado con la vitaminas
Un exceso de vitaminas puede ser peligroso. Los expertos recomiendan tomarlas solamente cuando las indica un médico. «Las vitaminas hidrosolubles, es decir, que se disuelven en agua, no son peligrosas. Pero las liposolubles, es decir la A, D, E y K que se disuelven en grasa, sí porque se forman depósitos en el organismo. Un exceso puede ocasionar hipervitaminosis y generar trastornos orgánicos. «El consumo de vitaminas y suplementos dietarios ha aumentado considerablemente de la mano de publicidades engañosas. El riesgo sanitario es bajo en ese tipo de consumos, pero hay que evitar la automedicación.