Pekín. Al terapeuta Zhang Fenghao no le tiembla la mano cuando quema la toalla empapada de alcohol que cubre la espalda del impertérrito paciente: en China son muchos los que creen que el fuego es benéfico para la salud.
El «tratamiento de fuego» no forma parte de la medicina tradicional china pero sus practicantes dicen que cura el estrés, las indigestiones, los problemas de fertilidad e incluso hasta algunos tipos de cáncer.
El hecho de que sus supuestos efectos no están probados científicamente no es óbice para los defensores de esta práctica secular, impresionante de ver.
Además aseguran que el estímulo por el calor de los puntos de acupuntura -una técnica conocida como moxibustión- ha demostrado su eficacia desde hace mucho tiempo. «La terapia con fuego supera tanto a la medicina china como a la occidental», dice entusiasmado Zhang, que forma a sus estudiantes en un vetusto apartamento en Pekín.
Pide 300 yuanes (35 euros) por una hora de tratamiento. Concretamente, la cura parece simple, pese a que el peligro acecha. El especialista aplica primero una pasta a base de hierbas en el espalda del paciente que cubre con el paño. Después derrama en dicho paño una mezcla inflamable compuesta por agua y alcohol de quemar de 95º.
«Este método permite a la gente evitar una operación», asegurá sin pestañear Zhang Fenghao. Acostado sobre el vientre, el enfermo, que dice llamarse Qi, espera de manera relajada la combustión.
Cuando Zhang acerca su mechero encendido, las llamas de color naranja y azul empiezan a crepitar por encima de su columna vertebral. «Siento calor, pero no dolor», describe.
«Creo que es eficaz». Con 47 años, ha tenido una hemorragia cerebral que ha dejado secuelas en su memoria y la movilidad. Muchos chinos no pueden pagarse tratamientos caros en un país donde el seguro social es incipiente. Esta situación favorece los tratamientos alternativos.
Zhao Jing, de 49 años, tiene dolores de espalda crónicos. Dice que en principio era reticente con este tratamiento. «Pero después de informarme exhaustivamente, ya no tengo miedo», asegura esta mujer.
El método reposa en la creencia tradicional de que hay un equilibrio necesario entre los elementos calientes y fríos del cuerpo humano.
«Prendemos un fuego en el cuerpo para evacuar el frío interno», explica Zhang quien asegura que entre sus clientes hay diplomáticos extranjeros y dirigentes comunistas. Una foto de un «tratamiento con fuego» ha hecho hervir las redes sociales chinas, pues muestra a un hombre que está recibiendo un tratamiento en sus testículos.
«Señor, ¿cómo le gusta la cocción de su carne?, ha bromeado un bloguero. La prensa oficial china ha criticado algunos consultorios dirigidos por terapeutas sin cualificación, equipados con material de seguridad deficiente. La prevención contra las quemaduras se resume a veces en un simple balde de agua, posado en el suelo.
«Ha habido heridas, pacientes cuyo cuerpo o rostro se ha quemado, por incumplir las normas de seguridad», dice Zhang. Pero «yo he formado a decenas de miles de estudiantes y nunca hemos tenido que lamentar ningún accidente».
Mientras vigila las llamas que devoran la espalda de uno de sus pacientes, recita un poema: «un dragón que escupía fuego bajó a la Tierra, dando nacimiento a una terapia misteriosa…» Muy serio, concluye: «la medicina necesita hacer su revolución.