Aparte de los ilustres mentores fallecidos, los pintores en plena actividad  figuran todos entre valores reconocidos de distintas generaciones. No hay aficionados ni exitosos adeptos de la “bonitura” o el costumbrismo fácil. La Cámara de Diputados ha querido una colección en cierto sentido magistral, que ya figura en los anales de la plástica dominicana, Si, por el momento, la pintura reina exclusivamente, parece que muy pronto la escultura, en situación tan escasa si no sacrificada en Santo Domingo, la acompañará. Así mismo la fotografía,  extremadamente fructuosa. La personalidad contemporánea se manifiesta en un número apreciable de obras, pero obviamente ciertas formas de arte radical difícilmente cabrían en este conjunto, sus espacios y su marco institucional.

Queremos subrayar la óptima museografía que distribuye los cuadros  –siendo los murales también telas montadas en bastidores- inteligentemente con una cierta jerarquía, pero sin discriminación preferencial. La mayoría de los artistas son representados con una sola obra. La finalidad educacional se destaca en la colección: las fichas informativas acerca del artista lo confirman, del mismo modo las publicaciones, actualmente un bonito opúsculo con pinturas escogidas, pronto un libro catálogo completo. Otra iniciativa a elogiar consistirá en abrir la colección al público en ciertas fechas y organizar entonces un circuito guiado. La Colección de la Cámara de Diputados anhela distinguirse como un modelo en su categoría.