Los mercaderes de la guerra y el conflicto judío palestino

Los mercaderes de la guerra y el conflicto judío palestino

La operación “plomo fundido” quedará en la historia como un craso error del actual gobierno de Israel; sin lugar a dudas, es un acto de agresión que según el juicio de Nuremberg “es el crimen internacional supremo, que solo difiere de otros crímenes de guerra en que contiene en acumulado lo malo de todos juntos”.

Ejerciendo la primera magistratura de la nación americana, el ex presidente William Jefferson Clinton, al visitar la zona de Gaza el 15 de diciembre de 1998, expresó: “La historia de los palestinos está hecha de desposesión y dispersión”. El ex presidente Clinton agregó que: “ninguno de los dos (israelíes y palestinos) tiene el monopolio del sufrimiento, que las aspiraciones de una parte no deben realizarse en detrimento de la otra”.

Este conflicto es un cáncer de la injusticia del mundo, con una evidente situación de postergación a la verdadera raíz de las diversas causas que lo originan,  y fagocita en desmedro de los seres humanos más sensatos que integran los habitantes de esta neurálgica zona del planeta.

Los discursos de los que han podido ayudar a cambiar radicalmente la situación en el complejo escenario judío palestino, han sucumbido ante los intereses de quienes hacen un ejercicio pleno de la violencia como medio para imponer sus intereses.

Muchos opinantes sobre este problema tienden a enmarcarlo en el decimonónico enfrentamiento entre la religión judía y la musulmana, lo que erróneamente conduce a inferir  que la solución del mismo  solamente tendrá su fin dentro del marco escatológico de las mismas, soslayando la  esencia universalista de estos dogmas, cuya prédica  da al ser humano un sentido del prójimo universal, y por ende, diferente.

La verdad inocultable es que las ventas de armas en el oriente medio encuentran oportuna justificación en el conflicto de marras. En 2007 se anunciaron acuerdos de compraventa por 20,000 millones de dólares entre los E.U.A y los estados árabes moderados; Egipto renovó un acuerdo que implica la suma de 13,000 millones de dólares, y a Israel se le aumentó la oferta en un 25%, hasta 30,000 millones de dólares para la próxima década. Estos grandes pactos de compra y ventas de armas surgieron como preparación a la conferencia de Annápolis (EUA) en noviembre de  2007, que pretendía dar un empujón a la paz entre Israel y Palestina.

La historia del holocausto y la locura del genocidio contra el pueblo judío requieren  que se establezca una relación con las injusticias cometidas en contra del pueblo palestino, para despojar el conflicto de halos de hipocresía, y ponerle término a la orgía de sangre y cenizas que desde 1948 ha venido  afectando a los habitantes más frágiles de ambos pueblos.

Es obvio que los mayores beneficiarios de un conflicto casi aporético, lo constituyen en la actualidad el complejo tecnológico militar industrial, nítidamente definidos por la siguiente frase del  poeta  T. S. Eliot  “Sabios mercaderes de la guerra del Señor”.

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