Por Bob Klapisch
De ESPN.com
NUEVA YORK.- Decir que Tom Glavine ha tenido un largo y enloquecido viaje a su victoria de carrera número 300 es querer decir las cosas con delicadeza, y quizás hasta inaceptadamente.

La agenda de mediados del verano de Glavine está llena de negocios, incluyendo arreglar su desajustada mecánica, conducir a los Mets por su reciente caída, y, como el resto de las personas en Shea, esperar el regreso de Pedro Martínez para que pueda convertirse una vez más en la cartelera de talento, carisma y vanidad de los Mets.

Pedro está programado para poner pie en Flushing a comienzos de agosto. A pesar de estar en la lista de lesionados con un hombro quirúrgicamente reparado, Martínez presumió con los periodistas el mes pasado que está lanzando más fuerte que Roger Clemens.

Tras haber observado una de las aperturas de ligas menores del Rocket por TV, Martínez dijo, «Sin duda puedo hacer eso y hasta hacerlo mejor. Siento que estoy en mejores condiciones».

Verdadero o falso, el regreso a casa de Pedro aliviará el peso de Glavine. Como el as de reemplazo de los Mets, el lanzador de 41 años de edad ha sido un modelo de eficiencia, claramente más durable que Orlando Hernández, el otro veterano de la rotación.