Los Mets sufren Las molestias del dedo gordo de Pedro Martínez

Los Mets sufren Las molestias del dedo gordo de Pedro Martínez

POR IAN CONNOR
Del USA Today
PORT ST. LUCIE, Fla. —
Cleopatra nunca tuvo tantos sirvientes atendiendo sus pies. Así que sí, como diva, Pedro Martínez dejó atrás a la misma reina egipcia. El hizo una marcha lenta y dramática a un campo de lado bajo un oscuro cielo el sábado, cuando los coaches de los Mets y su ejecutivos hicieron todo menos cargar a su realiza en sus hombros.

Sorprendentemente, el ejecutivo de los Mets Jeff Wilpon no estuvo llevando una sombrilla encima de Martínez, en caso de que una gota de lluvia amenazara con afectar aun más el dedo lastimado del estelar.

Bajo una sombra antes de la 1 p.m., Martínez apareció tarde, claro, un día después de obviar las prácticas para atender asuntos personales que los que no son divas no atienden en horario de la compañía.

En una sorprendente demostración de humildad y humanidad, Martínez paró su sesión de tiros en la parte delantera del montículo para levantar su pie y que el entrenador Ray Ramírez tuviera la oportunidad de limpiarle los clavos.

Ramírez prácticamente despolvó los cordones de Martínez con una pluma, pero vamos, el entrenador tuvo suerte de que el estelar le diera el privilegio.

Este es el mundo de Pedro, después de todo, y todos desde los Wilpons hacia abajo solo están alquilando habitaciones para vivir.

Así que los Mets se han preocupado por los pies de Martínez como Imelda Marcos nunca se preocupó por los suyos. En realidad, ellos solo se preocuparon por un pie, el pie derecho de Pedro, que amenaza con arruinar la “temporada especial” que espera tener Willie Randolph antes de que esa temporada especial siquiera comience.

Un solo dedo del pie puede arruinar un gran año. El dolor en ese dedo previno que Martínez terminara su temporada de 15-8 con 2.82 de efectividad en el 2005, una actuación que fue mucho mejor de lo que los números sugerirían.

Martínez necesita ir un poco más allá esta vez. Los Mets han añadido un cerrador clase A como Billy Wagner, un bate amenazante de Carlos Delgado y nada de eso importará si Martínez se convierte en un desastre de 34 años.

Por eso Jeff Wilpon y Omar Minaya y Randolph y Rick Peterson fueron parte del contingente de la oficina frontal y de los coaches que rodearon el montículo y estudiaron a Martínez como si fuera un artefacto sagrado.

El estelar hizo 35 lanzamientos tres o cuatro pies delante de la lomita. Como resultó, le fue mucho mejor de lo pensado.

“Al final de la temporada pasada”, dijo Martínez, “no podía empujar. Realmente no tenía nada en la pierna. Pero ahora se siente mucho mejor, así que probablemente estoy un 70 por ciento mejor de lo que estaba durante la temporada muerta”.

Esos Nikes especialmente diseñados, completos con colchas internas y clavos reorganizados, hicieron el truco. Martínez tiró buenos strikes al receptor del bullpen Dave Racaniello.

Pero un examen cercano a su moción arrojó luz al daño en su dedo derecho. Al empujar el pie derecho, Martínez viró el pie hacia arriba, lo golpeó en el sueño y lo arrastró hacia el plato. Peterson llamó esta moción la más violenta que ha visto de un lanzador.

“Hay una diferencia entre vientos fuertes y tornados”, dijo Peterson.

Aun si Martínez estaba acostumbrado a generar una tormenta, al inspeccionar de cerca este abuso.

“Realmente no puedo imaginar lo que sería en una buena noche”, dijo, “totalmente motivado y tratando de sacar a un bateador duro”.

El tiempo no cura todas las heridas. Martínez tiene 5 pies y 11 pulgadas con 170 libras y su cuerpo no aguantará por siempre. Probablemente no aguante completamente sus cuatro años y US$52 millones de contrato.

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