Dionisio Soldevila
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Los Mets de Nueva York han demostrado que tienen todo el material necesario para ganar.

Y a pesar de que el gerente general, el dominicano  Omar Minaya ha sido criticado por llenar de latinos la escuadra neoyorquina, la diversidad es la clave del conjunto.

 Comenzando por la rotación, donde se encuentran con un venezolano (Johan Santana), un dominicano (Pedro Martínez), dos estadounidenses (John Maine y Mike Pelfrey), un mexicano (Oliver Pérez) y la posibilidad de que se abra un hueco para un cubano (Orlando Hernández).

Luego se pasa al cuadro interior, donde ocupan las bases un boricua (Carlos Delgado), dos dominicanos (Luis Castillo y José Reyes), y dos estadounidenses (David Wright y el receptor Brian Schneider).

En los jardines las cosas no cambian, y siguen los cambios de países por todas partes.

En el jardín izquierdo se supone que la titularidad es del actualmente lesionado Moisés Alou (RD), mientras que en el central, el puesto le corresponde al boricua Carlos Beltrán.

Y en el prado derecho nos encontramos con el estadounidense Ryan Church.

Pero si vamos a hablar de diversidad, entonces tenemos que mencionar que el dirigente es un negro, en la persona de Willie Randolph, uno de apenas dos mánagers de color en los 30 equipos del béisbol de  las Grandes Ligas.

  Y mientras logren ganar, a nadie le importará que tengan jugadores de Venus o de Marte o de cualquier otro sitio.

Por eso la llegada de Santana fue recibida con bombos y platillos, no porque sea un venezolano para agregar un latino más que faltaba a la lista, sino porque completaron de fortalecer el equipo hasta el punto que todo el mundo los considera para ganar.

 Y quizás por esa gran diversidad que presentan los llamados Metropolitanos de Nueva York, las Grandes Ligas los escogieron junto a los Medias Blancas de Chicago para celebrar en Memphis, Tennessee, un juego de exhibición en el día que se conmemoran  los Derechos Civiles en los Estados Unidos, un feriado motivado para recordar a Martin Luther King y otros muchos que lucharon para permitir esa diversidad que hoy se vive en las Grandes Ligas.

Y no es una coincidencia que los Mets sean tan diversos, claro que no.

Su gerente, el dominicano  Minaya es un profeta de esa diversidad y la ciudad de Nueva York, con miles y miles de nacionalidades diferentes conformando una sociedad que entre otras cosas se siente apasionada por el deporte llamado béisbol.

Y ese equipo de los Mets  de Nueva York será el que salga al terreno de juego a demostrar que cuando se quiere, las diferentes razas y nacionalidades pueden congeniar, aunque sea en un juego.