Los microbios resistentes, una amenaza mundial

Los microbios resistentes, una amenaza mundial

Hace cien años se sabía que algunos microorganismos, o microbios, causaban determinadas enfermedades, pero nadie había oído de medicinas capaces de combatirlos. Cuando alguien contraía una grave infección, los médicos poco podían hacer salvo brindarle apoyo moral. El sistema inmunológico del enfermo tenía que vencer las infecciones por si mismo. Si sus defensas no estaban fuertes, las consecuencias eran a menudo trágicas. La gente moría incluso por un pequeño razguno infectado.

Es lógico, pues, que el descubrimiento de los primeros medicamentos antimicrobianos seguros –los antibióticos- revolucionara el mundo de la medicina. El empleo terapéutico de las sulfamidas en la década de 1930 y de sustancias como la penicilina y la estreptomicina en los anos cuarenta dio paso a un aluvión de descubrimientos en las décadas subsiguientes. Para los anos noventa, el arsenal de antibióticos incluía unos ciento cincuenta compuestos, agrupados en quince familias.

[b]VICTORIAS FRUSTRADAS[/b]

En las décadas de 1950 y 1960 hubo quienes comenzaron a celebrar la victoria sobre las infecciones. Algunos microbiólogos creyeron que dichas dolencias serían un mero y triste recuerdo.

Al creer que las infecciones habían sido derrotadas se generó un exceso de confianza y se inició una época de dependencia y abuso de los antibióticos que llevó a que las enfermedades infecciosas, lejos de desaparecer, se convirtieran en la principal causa de muerte en el mundo.

Otros factores que han contribuido a la propagación de las enfermedades infecciosas son el caos de la guerra, el aumento de la desnutrición en los países en desarrollo, la falta de agua limpia, las malas condiciones higiénicas, los rápidos medios de transporte internacional y el cambio climático mundial.

[b]MICROBIOS RESISTENTES[/b]

La increíble resistencia de los microbios comunes se ha convertido en un grave problema. El doctor Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, ya lo conocía. En su laboratorio observó cómo sucesivas generaciones de Staphylococcus aureus –bacteria que medra en los hospitales- desarrollaban una pared celular cada vez más resistente al medicamento que él había descubierto.

Hace unos sesenta anos, las observaciones de Fleming lo motivaron a dar la advertencia de que las bacterias daninas de una persona infectada podían hacerse inmunes a la penicilina. De modo que si las dosis de antibiótico no mataban suficientes bacterias, las generaciones sucesivas de tales microbios serían resistentes al medicamento y se multiplicarían. Por consiguiente, la enfermedad resurgiría, pero entonces la penicilina no podría curarla. ¿Cómo ha podido suceder esto? Pues bien, en algunas cepas de bacterias, los genes producen enzimas que anulan la penicilina. Por tal razón, a menudo es inútil incluso la administración prolongada de este medicamento, lo cual ha supuesto sin duda un duro golpe.

Los científicos han descubierto que el sistema de defensa de las bacterias es asombrosamente ingenioso. Por ejemplo, son capaces de modificar su pared celular a fin de impedir que penetre el medicamento o alterar su funcionamiento para que no logre matarlas. Por otro lado, las bacterias pueden expulsarlo tan pronto entra o, sencillamente, anular sus efectos descomponiéndolo.

Como si esto fuera poco, los científicos se han percatado de una realidad aún más dramática: las bacterias intercambian genes entre ellas. Al principio se creyó que eso sólo sucedía entre bacterias de la misma clase, pero luego se hallaron los mismos genes resistentes en bacterias completamente diferentes. Por medio de tales intercambios, distintos tipos de bacterias se han hecho inmunes a muchos medicamentos de uso común.

Las bacterias no son los únicos microbios que se han hecho resistentes a las medicinas. Los virus, al igual que los hongos y otros diminutos parásitos han mostrado una enorme adaptabilidad, de modo que han surgido cepas que amenazan con destruir los intentos de la humanidad por descubrir y producir fármacos capaces de combatirlos.

[b]QUÉ PUEDE HACER USTED PARA MINIMIZAR LA AMENAZA?[/b]

La Organización Mundial de la Salud bosquejó en primer lugar algunas medidas para reducir los casos de enfermedad y la propagación de las infecciones, y en segundo lugar explicó como usarlos los antibióticos adecuadamente.

Como es lógico, el mejor modo de reducir las infecciones y su propagación es haciendo lo necesario para mantener una buena salud. ¿Cómo evitar, pues caer enfermo?

[b]MEDIDAS PARA NO ENFERMARSE[/b]

1.Trate por todos los medios de alimentarse bien, hacer suficiente ejercicio y tener un buen descanso.

2.Cuide su higiene. Los especialistas han dicho una y otra vez que lavarse las manos es el modo más sencillo y eficaz de no contraer ni transmitir enfermedades.

3.Asegúrese de que los alimentos que consume la familia estén en buen estado. Recuerde que las manos, así como las superficies donde se prepara la comida, han de estar limpias. Cerciórese también de que esté limpia el agua que emplea para lavarse las manos y enjuagar los alimentos. Puesto que los microbios medran en la comida, sirva la carne cuando esté bien hecha. Almacene y refrigere los alimentos adecuadamente.

4.Utilice mosquiteros y evite la formación de criaderos de mosquitos.

5.Las vacunas pueden preparar su sistema inmunológico para combatir algunos microbios.

[b]EL EMPLEO DE LOS ANTIBIÓTICOS [/b]

1.Consulte a un profesional de la salud antes de comprar o tomar cualquier antibiótico. Las ofertas de medicamentos dirigidas al consumidor a menudo benefician más al vendedor que al comprador.

2.No presione a su médico para que le prescriba antibióticos. Tal vez se los recete sólo por temor a perder un paciente. Los resfriados, por ejemplo, son causados por un virus, de modo que los antibióticos no curan esta dolencia. Tomarlos cuando se tiene un virus puede eliminar las bacterias beneficiosas y permitir que se multipliquen las más resistentes.

3.No insista en tomar los medicamentos más nuevos; puede que no sea lo mejor en su caso y que, para colmo, tenga que pagar más de lo necesario.

4.Obtenga información confiable sobre cualquier medicina que vaya a tomar. Averigue para qué sirve, cuales son los efectos secundarios, como interactúa con otros fármacos y si presenta peligros para la salud.

5.Cuando realmente es necesario tomar antibióticos, por lo general se recomienda acabar con el tratamiento, aunque uno se sienta mejor antes de ingerir todas las dosis prescritas. Las últimas dosis sirven para asegurarse de que desaparezca la infección.

[b]TIPOS DE MICROBIOS[/b]

Los virus, los gérmenes más diminutos que existen, causan males comunes como el resfriado, la gripe y la faringitis, pero también enfermedades tan terribles como la poliomielitis, el Ebola y el SIDA.

Las bacterias son organismos unicelulares simples y por lo general sólo tienen un cromosoma. En nuestro cuerpo habitan millones de ellas, mayormente en el tracto digestivo. Nos ayudan a digerir los alimentos y constituyen nuestra principal fuente de vitamina K, necesaria para la coagulación sanguínea.

Se conocen unas cuatro mil seiscientas especies de bacterias, de las cuales sólo unas trescientas son patógenas (o causantes de infecciones). Aun así, estos gérmenes son capaces de provocar una larga serie de enfermedades tanto a plantas como a animales y a personas. Entre las dolencias que pueden ocasionar al ser humano se encuentran la tuberculosis, el cólera, la difteria, el ántrax, la caries dental, ciertos tipos de neumonía y algunas infecciones de transmisión sexual.

Los protozoos, al igual que las bacterias son organismos unicelulares. Entre ellos se cuentan las ameba y los tripanosomas, así como los parásitos causantes del paludismo. Un tercio de los protozoos existentes –unos diez mil- son parásitos, aunque sólo unos cuantos provocan enfermedad a los seres humanos.

Los hongos también causan enfermedades. Estos organismos poseen un núcleo y un cuerpo filamentoso muy ramificado. Las infecciones más comunes que ocasionan son la candidiasis y la tinea, como por ejemplo, la tinea del pie (pie de atleta). Por lo general sólo se ven gravemente aquejados de infecciones por hongos quienes cuentan con pocas defensas debido a desnutrición, cáncer, consumo de medicamentos o infecciones virales que inhiben el sistema inmunológico.

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