El mole es uno de los platos más representativos de la gastronomía mexicana la cual siempre ha sido caracterizada por sus sabores fuertes y diversidad de platillos, lo que la hacen una de las más populares a nivel internacional.
La definición más acertada para el mole es que se conoce como tal, debido a una gran variedad de salsas que tienen algunos elementos en común.
Su elaboración implica la utilización de diferentes chiles, chocolate y algunas semillas como las nueces y ajonjolí, además de especias como la canela y el clavo.
Existen diferentes versiones de este platillo aunque las más famosas son el mole negro de Oaxaca y el mole poblano, considerado este último “platillo nacional” de México.
Debido a la gran cantidad de ciudades que preparan este plato en el territorio mexicano, las proporciones correctas, propiamente no existen, y algunos ingredientes pueden omitirse o variar en proporción.
Existen cerca de 300 variedades de mole, casi como tipos de cocina hay en México.
Es por ello que las ciudades de Tlaxcala, Puebla y Oaxaca, compiten para adjudicarse la creación de tan excepcional platillo.