Los mitos del verano

Los mitos  del verano

¿Quién no ha temido alguna vez que se le corte la digestión por haberse bañado demasiado pronto después de comer? Nuestros padres nos obligaban a esperar varias horas tras la comida para poder meternos en el mar o en la piscina pues, de lo contrario, nos arriesgábamos a sufrir el temido corte de digestión. ¿Tenían razón o estaban exagerando?

En este sentido, Milagros Oyarzábal Arocena, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, aclara que el término “corte de digestión” no corresponde a ninguna entidad clínica reconocida.

Cuadro sincopal. Lo que coloquialmente entendemos por un corte de digestión es, en realidad, el síndrome de hidrocución que, como explica la doctora, “está provocado por un shock termodiferencial. Se produce con más frecuencia cuando la temperatura del agua es inferior a 27 grados centígrados o cuando existen, al menos, 5 grados centígrados de diferencia entre la temperatura del cuerpo y la del agua.

El sol y la piel. En esta época del año en la que pasamos mucho más tiempo al aire libre abundan las falsas creencias sobre la protección solar. Una de las más aceptadas es que el bronceado evita el daño solar.

No obstante, los expertos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) manifiestan que el hecho de que una persona esté morena no impide que las reacciones de los rayos UVA puedan producir arrugas, fotoenvejecimiento, manchas e incluso cáncer. Los dermatólogos de la AEDV destacan que, durante el verano, no se debe tomar el sol entre las 12.00 y las 17.00 horas y hay que utilizar siempre un factor de protección solar, al menos de 30, que deberá aplicarse 30 minutos antes de salir de casa y renovarse cada dos o tres horas.

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