Los mosaicos, trozos de historia a nuestros pies

Los mosaicos, trozos de historia a nuestros pies

POR FÁTIMA ÁLVAREZ
Industrias Aguayo de Construcción presenta al mercado dominicano su nueva colección de mosaicos «Punta Cana», en honor a la pujante zona del mismo nombre. De la mano del ceramista Thimo Pimentel, la colección es una reminiscencia de los pisos de antaño, en la que los mosaicos eran verdaderas alfombras de cerámica con decorados arábigos hechos con la pericia del artesano y posibilidades extensas de disfrute estético.

«Los mosaicos son fabricados a base de cemento, arena, polvo de mármol y pigmentos minerales. Los materiales utilizados en la elaboración de un mosaico definen las extraordinarias cualidades de resistencia pavimental que más posibilidades estéticas ofrece, pues la variedad de colores y diseños que pueden obtenerse son infinitos. La firmeza de sus colores es el producto de un riguroso proceso de selección en el que el fabricante debe de asegurar la estabilidad y pureza de los tintes que serán utilizados, pues estos son elementos claves de su belleza y durabilidad», citan los ejecutivos de Aguayo en un folleto explicativo sobre los nuevos pisos.

Thimo Pimentel remonta a sus primeros años de correteos en Santo Domingo su recuerdo de don Rafael Aguayo Ceara y el vínculo que desarrolló con su hijo y que lo mantiene unido a la familia hasta la fecha y comprometido con la calidad de la que ha hecho gala la empresa.

«Entre los modelos presentados hoy, hago destacar el que llamamos «Riley», que resulta ser un homenaje «al abuelo que no está» por su ejemplo de tenacidad, pasión por el trabajo, dedicación y entrega a su descendencia», dice Pimentel.

«Y para lograrlo, tanto su diseño como el producto terminado, nos apoyamos como antes fue, en el trabajo de obreros/artesanos cualificados, que con destreza mantienen viva la tradición del mosaico de cemento, arena, polvo de mármol y pigmentos».

«Esos obreros/artesanos que cada día sacan con sus manos, uno a uno cada mosaico, transmiten al piso un acabado original de gran belleza».

«Y es que un piso así elaborado, es motivo de triple satisfacción, pues intervienen el artista que diseña, el artesano que realiza y el propietario que lo disfruta y exhibe con orgullo».

La colección de mosaicos artísticos diseñado por artistas dominicanos fue iniciada por Industrias Aguayo en 2003. En esa ocasión los diseños fueron del pintor Cándido Bidó; ahora le toca el turno a Thimo Pimentel.

Estas colecciones se están realizando con el objetivo de rescatar el valor del mosaico como artesanía nacional, siendo encargado el diseño del mismo a artistas plásticos nacionales, quienes colaboran con esta iniciativa donando su arte. Industrias Aguayo dona un porcentaje de las ventas de esta colección a una institución sin fines de lucro, previamente elegida por el artista plástico diseñador de la colección. Cándido Bidó eligió la Plaza de la Cultura de Bonao y Thimo Pimentel la Fundación Ingerís.

HISTORIA

El mosaico es casi tan viejo como la historia misma. Diferentes culturas, como la griega y la romana, incluyeron el mosaico dentro de sus manifestaciones artísticas, cuya fabricación fue pasada a otros pueblos colonizados.

En la región de Mesopotamia del Éufrates y del Tigris se encontraron restos de lo que se podría llamar mosaicos, que datan de unos 2.500 años a. C., aunque no fueron utilizados en la pavimentación de suelos. Los artistas sumerios mostraban las actividades relacionadas con la ganadería y la agricultura, que deja un gran legado de mosaicos en la ciudad de Ur.

La cultura helénica, una de las más influyentes hasta nuestros tiempos, desarrolló una técnica de pavimentación con guijarros tomados de la pleamar, tan antiguos que algunos de ellos datan del siglo VIII a. C.

En el siglo IV a. C. se realizaban ya en Pella pavimentos coloridos y sombreados que dan volumen a las figuras, como si fueran tallados en bajo relieve. En el periodo helenístico los mosaicos se hicieron sobre piedras talladas. Los artistas que más se destacaron en esta técnica fueron Hefestion y Soso de Pérgamo.

Muchas de esas piezas encontradas en los estudios arqueológicos de cientos de años después se exhiben en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, donde hay detalles encontrados en Olinto, Eretria y la isla de Delos.

Durante la época romana, el arte del mosaico se extendió por todo el imperio y tanto templos como teatros disfrutaban del mosaico como una obra de arte puesta al servicio de la gente.

Pero no sólo los mosaicos de esta época eran piezas de arte para el disfrute de sus usuarios, eran también espacios para contar historias, piezas de teatro o literatura como la Eneida, obra que ambientó muchos pavimentos de la época.

Los esfuerzos realizados en la temporada de caza, las escenas mitológicas y representaciones marinas eran parte de los decorados de los mosaicos de entonces. Los materiales utilizados eran mármoles romanos y africanos, troceados por los «tessellarius» que eran los operarios encargados de la preparación de las teselas, hoy conocidas como baldosas.

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