Los Movimiento sociales: su vinculación con la protesta y los procesos políticos

Los Movimiento sociales: su vinculación con la protesta y los procesos políticos

El análisis de los movimientos sociales es de amplia discusión, tanto entre académicos como por actores políticos y sociales. Considerados como la materialización de redes informales que unen actores individuales y organizaciones en relaciones conflictivas con otros actores, siempre, con una base de identidad colectiva compartida con creación y reproducción de lealtades ciudadanas, los movimientos sociales producen símbolos y una retorica que atrae distintas emociones y los elementos siguientes: Se involucran en relaciones conflictivas, con oponentes claramente identificados; se vinculan en densas redes informales; y comparten un identidad colectiva diferenciada.

El estudio y análisis de los movimientos sociales sirve, no tan solo para identificar las tensiones existentes entre los actores que inciden en la acción colectiva y los resortes del poder, sino también, para vincular el comportamiento de los ciudadanos con la crisis, los sentimientos de privación que tienen algunos individuos respecto a otros, expectativas frustradas, u otras implicaciones. Y es que en los mismos se observan cuestiones que van desde los derechos de las mujeres, las relaciones de género, la etnicidad y la emigración, la paz, la solidaridad, la preservación del medioambiente, la lucha obrera, y en otros extremos, nacionalismos.

Además, también se refleja, a través de los movimientos sociales, “la incapacidad de las instituciones y los mecanismos de control social para reproducir la cohesión social, y los intentos de la sociedad por reaccionar ante situaciones de crisis” (Della Porta, Donatela y Diani, Mario, p. 28. Los Movimientos Sociales, 2015).

Sin embargo, hay varias razones que inciden en el surgimiento de los movimientos sociales, entre ellas, el cambio social, que refiere a crisis políticas del orden social o en la democracia representativa, lo cual, incide en la acción colectiva para impugnar las formas convencionales de hacer política; también, la oposición a las decisiones del Estado y el mercado. En resumen, las razones que se evidencian tienen que ver con la incapacidad de las decisiones o políticas públicas que superen las expectativas de los(as) ciudadanos(as).

Lo anteriormente expuesto se debe a que, siempre, los movimientos sociales propician un sentimiento de desafección hacia determinadas instituciones que no son lo suficientemente flexibles para ofrecer respuestas a problemas colectivos.

Otras de las razones del surgimiento de la acción colectiva son las condiciones sociales, las cuales inciden en la distribución de los recursos que permite la participación. Es aquí donde se valora el cambio económico, la fragmentación social, los conflictos que genera la globalización sobre el rol del Estado y los mercados que genera una escasa legitimidad democrática, y los conflictos alrededor del estado de bienestar.

Sin embargo, el aspecto de mayor confrontación en el análisis de los movimientos sociales, es el argumento que busca diferenciar a estos con los partidos políticos. Los movimientos sociales no son considerados organizaciones, de ningún tipo, son redes, que aunque podrían incluir organizaciones formales o no, mantienen una identidad propia. Por el contrario, los partidos políticos son exclusivamente organizaciones, donde la afiliación o adhesión está condicionada a la participación. En los movimientos sociales, no hay miembros, sino participantes, y es que, la acción colectiva a través de ellos se realiza sin tener que pertenecer automáticamente a una organización específica. Lo que los moviliza son sus intereses e identidades, son fenómenos fluidos.

Y la otra discusión, no menos importante, es cuando los partidos políticos intentan interferir en los movimientos sociales o la acción colectiva. Para esto, debemos esclarecer que en la concepción más acabada de expertos en esta materia, como Della Porta, Donatela y Diani, Mario, “algunos partidos políticos pueden sentirse parte de un movimiento social y ser reconocidos como tales”, sin embargo, esto pasa con muy pocas probabilidades, ya que, han sido muy escasas las posibilidades de surgimiento de partidos cuyo origen descansa en los movimientos sociales.

Nunca importa lo vinculante que sean los intereses y las identidades entre los movimientos sociales y un determinado partido político, pues estos últimos cumplen funciones específicas en el nivel de la representación política, y es por esto que se diferencian de los movimientos sociales.
Finalmente, en un convulso clima de manifestaciones o protestas de miles de participantes en la Plaza de la Bandera, por el reclamo a la Junta Central Electoral sobre la suspensión de las elecciones municipales del 16 de Febrero, nos queda referir que: La Junta Central Electoral en su incapacidad de arbitrar y organizar las elecciones ha conducido al país a una incertidumbre. Los dominicanos lamentamos que nuestros ciudadanos(as) no hayan podido ejercer el derecho al voto, y estimo que la solución a esta crisis no es a través de la violencia, sino el diálogo y la concertación entre todos(as). Es exigible e impostergable cumplir con las expectativas del pueblo dominicano para celebrar elecciones limpias, transparentes y democráticas, en la que la voluntad popular se exprese de forma libre, en paz y armonía. Es justo y necesario.