Ha llovido bastante desde aquel momento en que el Profesor Juan Bosch, elegido Presidente de la República, me convenció para que aceptara una beca ofrecida por el programa Alianza Para el Progreso de los Estados Unidos para cursar la Maestría en Arte y Ciencia de la Administración Pública que se impartiría en la Universidad de Puerto Rico, reparto Río Piedras. No valieron mis argumentos, entusiasmado en adentrarme en el estudio de la sociología habiendo sido admitido por la FLACSO, en Chile dado el cambio social que se veía venir con la transición de una férrea y cruel dictadura a un gobierno representativo y democrático.
Don Juan, luego de escucharme me respondió. Muy bien, pero yo necesito profesionalizar la Administración Pública en mi gobierno. Un gobierno sin funcionarios probos y capaces nunca será un buen gobierno. Bosch había vivido y conocido la experiencia de Costa Rica con Pepe Figueres y de Luis Muñoz Marín en Puerto Rico. Sabía lo que quería. Ambos gobernantes, llegados por distintas vías al poder, crearon la Carrera Administrativa y supieron deslindar los campos y ponerle limites, distinguiendo su misión de los afanes de los partidos políticos y de Presidentes electos a la llegada del poder, considerando la Administración Pública como un botín (Spoils System); un premio que podían disponer a su antojo para pagar favores y retribuir a su clientela política. Nada que objetar. El Presidente de la República había hablado con propiedad. Para allá marchamos acompañado de un selecto grupo de profesionales que obtuvo la Maestría con notas excelentes y ha contribuido notablemente con su comportamiento a mejorar la imagen de lo que debe ser un servidor público.
El Profesor Bosch no pudo cumplir su sueño. 7 meses de gobierno austero y responsable fueron suficientes para desencadenar el miedo y la desgracia de su derrocamiento. En Aguas Buenas, ya en el exilio, volvimos a vernos. Tuvo un encuentro con el Director de la Escuela de Administración Dr. Juan Fernández que quería conocerlo y saludarle. Le invitó a dar una charla para sus estudiantes que Don Juan aceptó gustoso, fijando fecha. Recuerdo que terminada su charla que versó sobre la Importancia de la Planificación y el Presupuesto, quiso reunirse con los becarios dominicanos, a quienes cuestionó sobre sus experiencias y la materia escogida como tesis de posgrado. Se extrañó un tanto cuando le comenté que mi tesis versaría sobre La Crisis del Gobierno Municipal e importancia de su Autonomía, analizando el caso de la República Dominicana. Poco faltó para que me señalara que estaba desfasado. – Hoy no se habla de autonomía, sino de planificación y centralización, mostrando el modelo de la Unión Soviética y los planes quinquenales.
¿Que ha pasado con los municipios y su régimen de gobierno para convertirse desde entonces en un total desastre?. Nada. Se lo ha tragado el apetito voraz de los políticos, convirtiéndolo en una entelequia, un mini feudo clientelar, sin recursos ni control, ni supervisión, ni condición alguna para serlo. Una autarquía desmadejada y dependiente minada por malsanos intereses. El pensamiento de Duarte y de Hostos hecho trizas. Desbancado.