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Desde la más remota antigüedad, el gobierno municipal ha sido el más eficaz y eficiente porque es el más cercano a la comunidad organizada. El concepto de ciudadanía proviene precisamente de las ciudades-estado, que generaban el sentido de la pertenencia, de donde proviene la vida política (las polis).
Tanto en Europa como en Estados Unidos, las municipalidades tienen una robusta economía y vigencia política. Los municipios gozan de gobierno propio y recursos suficientes para subvenir sus necesidades y se produce la mayor parte del gasto público, que supera con mucho el 10% de los ingresos nacionales que señala la Ley dominicana del año 2004;pero que bajo los gobiernos del PLD andan por debajo del 3% de esos ingresos.
En muchos países de América, el poder ciudadano se manifiesta en instancias submunicipales como distritos municipales, delegaciones, parroquias, comunas u otras denominaciones, que permiten a sus vecinos participar en la solución de los problemas de la vida cotidiana con sus propios recursos.
Del nivel local es que surge la mayoría de los líderes que deben nutrir las democracias, quienes se desarrollan con experiencias, estudios e intercambios; y son los mejores defensores de los intereses colectivos, incluyendo sus escuelas, centros de salud, medio ambiente y fomento económico, cuando son instruidos y supervisados.
En la República Dominicana muchos municipios son un perfecto desastre. Los bajos presupuestos, la falta de formación de sus dirigentes, sus funcionarios improvisados y la ausencia de supervisión institucional, dejan a la ciudadanía a merced de la libérrima voluntad de los alcaldes y directores de distritos, pues muchos no tienen límites para endeudarse hacia el futuro.
Los municipios dominicanos, con la excepción del Distrito Nacional y el de Santiago, por tener ingresos propios de consideración, no son capaces de resolver los problemas más elementales, tales como mantener sus vías y calles, su alumbrado, y el saneamiento de su territorio. A eso se añade que muchos gastan lo poco que reciben en una burocracia inútil y peor pagada para cargos infuncionales. Los pocos servicios que cumplen son a través de contratos decididos por los incumbentes, que frecuentemente generan jugosas comisiones.
Ana Benito, del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de España, señala que la República Dominicana ocupa el primer lugar en la escala del clientelismo en el Barómetro de las Américas, y que en 2011 junto a Mongolia y Senegal resultó de los 3 países más clientelistas del mundo; de lo cual son testimonios más de las 400 demarcaciones municipales en poco más de 48 mil kilómetros cuadrados de territorio, cuyas funciones reales no existen, a excepción de la simple recogida de desechos sólidos sin disposición final, el ornato (si lo hay) y participar en las fiestas patronales de sus comunidades.
En el año2006 se aprobó una nueva ley municipal que permitió en la práctica la casi total discrecionalidad en el gasto municipal de los síndicos, ahora alcaldes; así como en los distritos municipales; que son ahora en su conjunto más de 400 municipalidades. A partir de entonces los gobiernos del PLD han ido reduciendo progresivamente su participación en el presupuesto de la nación hasta menos del 3% de los ingresos nacionales.
Es hora ya de que esta situación cambie…