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La atomización, el ultraliberalismo, los recortes presupuestarios y la falta de adecuada supervisión en los ayuntamientos municipales, han traído la virtual nulificación de los gobiernos locales como entes de participación democrática y de progreso; dando pábulo en éstos a la corrupción generalizada y hasta a otras formas de delincuencia mayor de algunos de sus incumbentes en asesinatos, fraudes mayores, tráfico de armas e indocumentados; y al endeudamiento progresivo de los organismos edilicios, en lugar de tener participación en la solución de los ingentes problemas de salud, educación y transporte, etc.; así como de contribuir al desarrollo económico y a la protección del medioambiente de sus demarcaciones. Los ayuntamientos ahora casi solo se ocupan de tirar la basura con los menores esfuerzos y gastos posibles, además de participar en las fiestas patronales.
Ya hay cerca de 250 distritos municipales, muchos de los cuales no pasan de ser aldeas, que requieren apoyo e inversiones solidarias para que puedan superar la miseria y la desesperanza de sus pobladores.
Al mismo tiempo, se debe dar a los Ayuntamientos más responsabilidades y apoyo financiero para que puedan ser eficientes, y que se creen nuevas formas de asociación intermunicipal o mancomunidades, que permitan a esas entidades organizar los servicios económicos y sociales que por razones de escala no pueden manejar adecuadamente por sí solas muchas de las corporaciones edilicias.
Para colmo, los gobiernos del PLD han inventado aprobar “presupuestos complementarios”, en los que excluyen a los municipios aun más en cuanto a su apoyo financiero.
Los municipios y los distritos municipales deberían complementarse, así como distribuir sus ingresos entre sus sectores urbanos y sus secciones rurales, teniendo en cuenta su población, para invertirlos en obras y servicios en esas demarcaciones.
La Liga Municipal Dominicana (LMD), debiera jugar un papel clave en la supervisión financiera de los cabildos, la profesionalización de la administración municipal y la planificación urbana desde que son pequeños, para evitar que los problemas de éstos se hagan más graves en el futuro, por la improvisación y el crecimiento desordenado; regionalizando su trabajo profesional, para sigan trillando el camino del desorden, la ineficiencia y la corrupción.
La supervisión e intervención a tiempo, cuando sea necesario, por la Cámara de Cuentas, y del Ministerio de Interior y Policía, deben ser utilizadas eventualmente en garantizar la idoneidad y democracia interna de los gobiernos municipales.
Mientras no seamos capaces de desarrollar los gobiernos municipales, no tendremos un futuro perdurable en el país.