Los murales de José Vela Zanetti en San Cristóbal: arte, historia y resistencia

Los murales de José Vela Zanetti en San Cristóbal: arte, historia y resistencia

San Cristóbal, una ciudad con una rica herencia histórica, alberga un tesoro artístico que ha cautivado a generaciones: los murales creados por el renombrado pintor español José Vela Zanetti.

El castellanoleonés, conocido por sus aproximadamente 100 murales en diferentes partes del país, dejó un tesoro artístico en los muros centenarios de instituciones emblemáticas sancristobalenses como la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, el Instituto Politécnico Loyola (IPL) y el Castillo del Cerro, hoy Escuela Nacional de la Penitenciaría.

Estos murales no solo enriquecen el patrimonio cultural, sino que también sirven como testimonio de resistencia política y artística.

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Un monumento al arte y al ingenio

José Benjamín Uribe, quien fue gobernador provincial y luego ministro de la Presidencia, fue quien llevó a Vela Zanetti ante Trujillo para pintar los murales en la iglesia Nuestra Señora de la Consolación.
Trujillo quería un trabajo similar a la Capilla Sixtina.

El terremoto del 4 de agosto de 1946 había destrozado la actual iglesia Sagrado Corazón de Jesús y Julia Molina, madre del dictador, le pidió construir otra parroquia a solicitud de los demás fieles.

El sociólogo Nelson Medina nos cuenta estas historias que escuchaba en su hogar cuando era un niño.

Estuvo presente cuando el arquitecto Henry Gazón, de cuya inspiración fueron erigidas la iglesia, el Cerro y Loyola, le contó a su padre que fue Benjamín Uribe quien le recomendó a Trujillo contratar al castellanoleonés, para pintar los murales de la nueva parroquia.

La reputación del pintor y su habilidad demostrada en otros proyectos importantes le precedían.
Milito, como es reconocido el sociólogo sancristobalense, estuvo presente cuando Gazón narró la anécdota de que Trujillo le preguntó a José Vela Zanetti cómo le demostraría que sería capaz de ejecutar una obra que rivalizara con la grandiosidad de la Capilla Sixtina, a lo que Vela habría respondido que eso solo sería posible ejecutándola.

La historia cuenta que Trujillo quedó impresionado por la audacia de la respuesta.

Vela terminó los murales de la iglesia Nuestra Señora de la Consolación en 1949, fecha que coincide con la inauguración del templo en octubre de ese año.

Esta iglesia católica es famoso por sus frescos que narran la vida y muerte de Jesucristo. Según la leyenda local, uno de los rostros en los murales representa al propio Vela Zanetti en la figura de San Cristóbal, una práctica que remonta a artistas medievales como Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci.

Medina, conocedor de la historia local, señala que varios rostros en las obras corresponden a sancristobalenses de la época.

Vela Zanetti demostró una maestría técnica impresionante en la cúpula central, utilizando un método innovador al suspenderse amarrado con cables, cabeza abajo, para mantener la perspectiva adecuada de las figuras.

Aunque los murales enfrentaron daños significativos durante el huracán David en 1979 y requirieron restauraciones, continúan siendo un testimonio de su arte y una fuente de orgullo para la comunidad.

Narrativa visual de la historia dominicana

Los murales en el Loyola, pintados a principios de la década de 1940, narran la historia social dominicana desde la llegada de Cristóbal Colón hasta la era de Trujillo. La obra se distingue por sus retratos de personas con expresiones tristes, un elemento constante en los murales de Vela Zanetti que refleja una crítica sutil al régimen de Trujillo. Los personajes en el mural, de espaldas tras la imagen del dictador, simbolizan el descontento del artista con el régimen y la opresión vivida en ese período.

El otrora retrato del tirano fue reemplazado por la bandera nacional dominicana tras la caída de la dictadura.

Fiesta campesina con un giro crítico

El mural en el antiguo comedor del Castillo del Cerro, que representa una fiesta campesina, es uno de los más polémicos. Aunque el fresco muestra una celebración con perico ripiao y pelea de gallos, los rostros tristes de los participantes introducen una ironía mordaz. Esta discordancia fue interpretada por los asistentes de Trujillo como una crítica al régimen, lo que habría llevado a la caída en desgracia de Vela Zanetti y el arquitecto Henry Gazón. Los rumores sobre la intención política detrás de la obra y el desdén hacia la representación de la fiesta campesina habrían provocado su salida del país.

Impacto y Legado

A pesar de los retos y la represión durante la dictadura de Trujillo, los murales de Vela Zanetti han dejado una marca indeleble en la cultura y el arte dominicano. Su habilidad para utilizar el arte como un medio de protesta, a través de la representación de rostros tristes y simbología sutil, destaca el coraje y la visión del artista en un contexto político represivo.

Hoy en día, estos murales son considerados una joya cultural en San Cristóbal. Sin embargo, Nelson Medina señala que la magnitud y el significado profundo de estas obras aún no han sido plenamente reconocidos por la comunidad local. Aunque la riqueza cultural de los murales es apreciada por visitantes internacionales, los habitantes de San Cristóbal a menudo subestiman su valor histórico y artístico.

Los murales de Vela Zanetti en la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, el Instituto Politécnico Loyola y el Castillo del Cerro no solo representan obras maestras visuales, sino que también encarnan un legado de resistencia y expresión artística que sigue siendo relevante en la actualidad.

Cada trazo, cada color, cuenta una historia silenciosa pero elocuente que resuena en el corazón de quienes tienen el privilegio de contemplarlas, recordándoles que el arte puede ser un faro de esperanza y resistencia en tiempos de adversidad.

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