Los museos de la memoria histórica: La 40 y el 9

Los museos de la memoria histórica: La 40 y el 9

En estos días hemos escuchado y leído sobre establecer un museo de la Era de Trujillo en San Cristóbal. El proponente, un diputado de San Cristóbal,  empaña su membresía del partido fundado en La Habana, Cuba, en 1936 cuyos objetivos fueron combatir la tiranía de Rafael Trujillo y establecer la democracia en el país.

Oportuno es cubrir la necesidad de crear un museo que recuerde la dictadura trujillista, para mantener fresca la memoria histórica en las nuevas generaciones que afortunadamente no vivieron esa Era; las atrocidades del régimen para que nunca más vuelva al país dictadura alguna, aunque han amagado en el pasado reciente y presente, pichones de dictadores que no logran alcanzar sus propósitos.

Es tiempo, para que fundaciones como Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, Testimonio, 14 de Junio, Caamaño y demás, emprendan con el apoyo de intelectuales, empresarios y personas que vivieron y sufrieron los desmanes de la dictadura, la construcción por lo menos de dos museos al estilo Museo del Holocausto Iad Vashem que ha establecido el Estado israelí en Jerusalén y reproducido en diversas ciudades del mundo.

El Museo del Holocausto recibió en España en el 2007 el premio Príncipe de Asturias a la concordia y el escritor Hermann Ters dijo, cito:”para todos y cada uno de los ciudadanos de este mundo que luchan contra el horror y la mentira, conscientes de que bajar la guardia ante el odio y la indiferencia es, por necesidad, letal! Yad Vashem es un museo judío con una sobrecogedora exposición sobre la abismal tragedia judía del siglo XX pero, más aún, es un templo que, con su casi insoportable relato de la inhumanidad del crimen único y total, convierte la visita al mismo en una experiencia no ya inolvidable sino transmutadora”.

Esas mismas palabras son valederas para las nuevas generaciones que no vivieron la satrapía trujillista y que las nuevas generaciones no pueden permitir que se repita la historia con diferentes autores.

 Nuestro país, donde las instituciones son débiles; donde los gobernantes violan la Constitución y las Leyes y no pasa nada; donde la mayoría de la población no ha tenido el favor del Estado en oportunidades para educarse, ni la ventaja de contar con un trabajo formal; donde los políticos en el poder se han envilecido dando dádivas y no derechos; donde utilizan el dinero del Estado para provecho propio; donde prefieren dar dinero en bonos por politiquería y no seguridad social por derecho; donde se compran conciencias y votos, es necesario que se recuerde las atrocidades cometidas por un asesino y ladrón que utilizó el país como una finca personal.

Estos dos museos deben establecerse en los lugares denominado la 40 donde funcionaba el centro de torturas dirigido por Johnny Abes García, Candito Torres y Dante Américo Minervino Matías  y el del kilómetro 9 de la carretera Mella, donde funcionaba el otro centro de torturas dirigido por los oficiales de la Aviación Militar Dominicana y supervisado al igual que el de la 40, por el tristemente célebre, Luís José León Estévez, alias, Pechito.

Que se exhiban cómo Trujillo expropiaba inmuebles asesinando a familiares cercanos a los dueños cuando se negaban a venderle; las torturas y crímenes como sucedieron con los presos de la patriótica invasión del 14 de junio; cómo él ordenó el asesinato de las hermanas Mirabal entre otros mártires, y todos los desmanes cometidos en la oprobiosa Era.

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