Con sus perfiles vestidos de negro, esgrimiendo la indignación por bandera, muchos dominicanos se unieron el martes pasado al #BlackoutTuesday, un apagón en redes sociales que tenía por objetivo protestar por el homicidio del estadounidense George Floyd, quien fue asfixiado por el policía Derek Chauvin en Minneapolis.
De esta manera los criollos apoyaron el #BlackLivesMatter, movimiento que surgió en 2013 tras la absolución del policía George Zimmerman, quien mató de un disparo al adolescente afroamericano Trayvon Martin, aunque solo caminaba por un barrio de una comunidad residencial cerca de Orlando, Florida.
Este movimiento cobró nueva notoriedad tras los asesinatos, a manos de dos agentes policiales, de Michael Brown (abatido a tiros) y Eric Garner (estrangulado) en el 2014. Los responsables de los hechos, Darren Wilson y Daniel Pantaleo, respectivamente, no fueron a prisión.
El caso de Floyd recordó estos y otros más en los que el racismo ha estado por encima de la justicia. Por ello, los disturbios se han multiplicado desde el 26 de mayo en muchas ciudades de Estados Unidos. Aunque la razón les acompaña, la forma no es la mejor: ¿cómo justificar el vandalismo? No hay manera.
Volviendo al terreno local, muchos han recriminado a los que discriminan a las personas por el color de su piel. Al hacerlo, sin embargo, olvidan que todos tenemos que revisarnos porque somos una sociedad racista que discrimina. Así lo recordó Clauvid Daly, una candidata a Miss Universo que fue muy acosada en las redes. Así, hijos de la incoherencia, somos los dominicanos. Es una pena.