Los Neoconservadores se reciclan como el partido del Tea Party

Los Neoconservadores se reciclan como el partido del Tea Party

En los tiempos de Reagan se organizó un  movimiento en Estados Unidos  que tenía su epicentro en Washington, llamado los Neoconservadores. Surgió como una reacción al liberalismo y a las ideas de la contra cultura de izquierda de la década de 1960. Tomaron el poder e implementaron su agenda. ¿Resultado? Lo trastornaron todo, arruinaron al mundo. Ha sido un tsunami político.

Ellos lo llamaron “el nuevo orden”. Entienden que la burocracia pública es el problema y el sector privado la solución. Rehabilitaron la carrera armamentista, implementaron la guerra unilateral y preventiva, privatizaron parte de los servicios públicos y redujeron el gasto social y el de contención del calentamiento global, asumieron la religión como medio de progreso social y, como toque final, desregularon el inestable y volátil sector financiero.

En las primeras 24 horas del ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas y el Pentágono, le declararon la guerra a un enemigo que no se conocía, ni se sabía con certeza dónde operaba. Se le declaró la guerra a un fantasma. Diez años después, el conflicto continúa. Y diez años después, también, el terrorista Osama Bin Laden fue ajusticiado por la gestión un Presidente que ha sabido utilizar la “inteligencia militar”.

La declaración de guerra a Iraq, que no tenía nada que ver con los ataques del 11 de septiembre, ha representado más de un millón de muertos iraquíes, dos millones de iraquíes enviados al exilio y otros dos millones de desplazados en su propio país, además, cerca de cinco mil muertos de las tropas norteamericanas y más de cincuenta mil heridos. Y según el premio Nobel en Economía, Joseph Stiglitz, esa guerra ha costado una suma superior a lo que representa el gasto anual del presupuesto de los Estados Unidos.

Como telón de fondo de este escenario, sobrevino la monumental quiebra del sector financiero del país, resultado de la liberalización de la banca, que ha sumido al mundo en una crisis economía que todavía no se le ve final.

Ahora andan por ahí tratando de reciclarse como Tea Party y otros disfraces. Pero son los mismos de antes, aunque usen caretas nuevas.

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