A su corta edad -apenas tienen entre 6 y 12 años- Los Niños Virtuosos del Cáucaso exhiben una profesionalidad que es capaz de extasiar y sorprender al público más exigente.

Y es que ver danzar a estos pequeños los bailes más tradicionales de Georgia (país desde el que proceden y que en los últimos días tuvo un conflicto con Rusia), es todo un espectáculo de principio a fin.

La noche del viernes pasado, la Sala Principal del Teatro Nacional Eduardo Brito -desde las 8:40 hasta las 10:15 p.m.- se llenó de toda esa tradición centenaria y de la espectacularidad que envuelve a cada uno de los 20 bailes que presentaron en dos actos.

En cada pieza los integrantes del ballet tienen sus papeles bien definidos. A las niñas les corresponde el de la delicadeza,  bailar como si levitaran,  y para ellos está reservado el de la fortaleza, los saltos espectaculares y bailes, no en punta al estilo de las compañías clásicas, si no con los pies más encorvados.

Con “Partsa”  inicia la presentación; en ella participan los 38 miembros de la compañía y a partir de ahí muestran todo el potencial que poseen. Con razón el público los premió con sus aplausos, a pesar de que muchas de las piezas no habían concluido.

Y qué decir de “Djeirani”, una danza popular con espadas todavía vigente, que muestra los dotes guerreros  de la gente de esta montañosa región.

Las claves

1.  Público
La sala no estuvo llena -faltaron muchos asientos por ocupar- pero el público, principalmente infantil, disfrutó de la magnífica presentación. Sus caritas lucían maravilladas y sorprendidas.

2.  Comparación
Algunos de los adultos que tuvieron la oportunidad de ver la presentación del Ballet Nacional de Georgia, que hace poco se presentó en este mismo escenario, dijeron que los niños no tienen nada que envidiarle, ya que son unos tremendos profesionales, con mucha gracia y destreza.