Los niños y los medios de comunicación

Los niños y los medios de comunicación

Los niños son excelentes imitadores, incluso durante los primeros meses de vida, los infantes pueden copiar las expresiones faciales de las personas que los cuidan. Los niños aprenden a comer, vestirse, utilizar el sanitario e interactúan con los demás. Gracias a que sus padres y otras personas constantemente les muestran cómo se hacen esas cosas; los niños no son especialmente selectivos en lo que imitan, a muchísimos padres se les recomienda que cuiden su vocabulario cuando sus pequeños de tres años dicen una mala palabra en un momento de frustración. A veces parece como si nada escapara a la atención de los niños pequeños, aunque la imitación no es el único mecanismo de aprendizaje que tienen los niños, es el primero y sienta las bases de aprendizaje futura. Como los niños imitan permanentemente a la gente que los rodea, es lógico que también imiten a las personas que ven en la televisión o en el cine, o repitan las expresiones o frases que escuchan en el programa radial que todos los días sintoniza su papi de camino al colegio.

A pesar de que aún enjuician que los diferentes medios de comunicación no crean comportamientos, sino más bien conforman una vía de escape a las conductas antisociales “naturales” en el ser humano, hoy día, sin embargo, no han terminado estas polémicas y parecen demostrar más allá de dudas que principalmente la TV sí influye en la formación de valores.  Bajo la tutela de los medios de comunicación y a una edad cada vez más temprana, los niños están recurriendo a la violencia, no como último sino como primer recurso para resolver los conflictos.

En publicaciones profesionales que no suelen llegar al público general, hay miles de artículos que documentan los efectos negativos de los medios de comunicación en la juventud, particularmente los efectos de violencia que muestran. Los niños que ven televisión durante más horas son más agresivos y pesimistas, menos imaginativos y empáticos; tienden a ser más obesos y no son tan buenos estudiantes como los niños que ven menos televisión. Cada vez es mayor la preocupación por el hecho de que se ha mantenido oculta la “historia real” de la violencia en los medios de comunicación y sus efectos en los niños.

Desde luego, en muchos casos es un instrumento altamente educativo. Muchos programas infantiles son auténticas clases que enseñan a los niños muchas cosas de manera agradable y rápida. Si los padres se sientan a su lado para comentar las cosas que ven en alto y participan del programa, las ventajas son indiscutibles. La visión del adulto le ayudará a ser crítico, incluso con la televisión.

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