Los niños frente a los efectos
negativos de la televisión

Los niños frente a los efectos<br/>negativos de la televisión

KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
Las controversias de este tema son cada vez mayores. A pesar de que dictaminaron que la televisión no creaba comportamientos, sino más bien conformaba una vía de escape a las conductas antisociales “naturales” en el ser humano, hoy día, sin embargo, no han terminado estas polémicas y parecen demostrar más allá de dudas que la TV sí influye en la formación de valores.

Inevitablemente, y está de más decirlo, la televisión se ha convertido en algo habitual e imprescindible en la mayoría de los hogares. Los niños se habitúan a ella desde muy temprana edad, y a veces pasan demasiadas horas frente a ella. Pero mi punto no es éste, sino el dejar claro y con énfasis, que la televisión en sí no es buena o mala, todo depende del uso que se haga de ella.

Desde luego, en muchos casos es un instrumento altamente educativo. Muchos programas infantiles son auténticas clases que enseñan a los niños muchas cosas de manera agradable y rápida. Si los padres se sientan a su lado para comentar las cosas que ven en alto y participan del programa, las ventajas son indiscutibles. La visión del adulto le ayudará a ser crítico, incluso con la televisión.

Pero a pesar de estos aspectos positivos, no podemos olvidar que la televisión puede ser también un obstáculo para el desarrollo del niño. Ver la televisión es una actividad pasiva. El niño se sienta, está quieto y casi mudo frente a una gran fuente de estímulos visuales. No corre, no se mueve y no se relaciona con otros niños, algo esencial durante los primeros años de su vida.

Ahora, lo primordial y lo imprescindible aquí, es controlar los programas que el niño ve. La violencia que muchas veces se observa a través de la televisión, puede aumentar la agresividad del niño o, por lo menos, hacerle más sensitivo a ella. El mensaje que reciben es que la agresividad es lícita y que no pasa nada por utilizar la fuerza para imponer sus criterios. Los programas violentos (aunque sean infantiles) no conviene incluirlos dentro de su agenda televisiva. Ya que los estudios realizados por expertos,  sobre este tema han arrojado que sus hijos pueden, a través de los programas violentos:

• Imitar esta violencia que observan,

• Identificarse con ciertos tipos, caracteres, víctimas y/o victimarios

• Tornarse ¨inmunes¨ al horror de la violencia; y

• Gradualmente aceptar la violencia como manera de resolver problemas

El impacto de la violencia en la televisión puede reflejarse en la conducta del niño inmediatamente o manifestarse más tarde en su desarrollo. La violencia que se ve en la televisión no es la única causa de conducta violenta o agresiva, pero no hay duda de que es un factor significativo.

La idea es que la programación infantil, sea instructiva, didáctica, formativa, amena y divertida. Es importante que dé cabida a esa capacidad fantaseadora que tienen los niños. No debe ser monótona, aburrida, ni mecánica, como lo que lamentablemente presenta en la actualidad nuestra televisión.

En un hogar promedio el televisor dura prendido más de siete horas diarias, y un niño promedio ve entre tres y cuatro horas de televisión al día. La mayor parte de ese tiempo los niños ven programas que no están dirigidos a la audiencia infantil: concursos, melodramas y videos musicales. La televisión obviamente, no distingue entre sus espectadores. No debe sorprender a nadie que los niños que ven mucha televisión sean más pesimistas que los que ven menos televisión. Esos niños han estado expuestos a un mundo de violencia, sexo, mercantilismo y traición muy por encima de su capacidad emocional.

Por supuesto, desde mi punto de vista, insisto, la televisión en sí misma no debe ser satanizada. Estoy convencida de que puede ser un instrumento eficaz para el desarrollo y enriquecimiento humano, ya que hay programas excelentes que han demostrado que la televisión les puede enseñar a los niños nuevas habilidades, ampliar su visión del mundo y promover actitudes y conductas prosociales.

Si conseguimos dominar la televisión de nuestros hijos, estaremos proporcionándoles a los niños una fuente muy positiva de estímulos. Pero si nos valemos de ella para que el niño esté un rato quieto, sin filtrar los programas, puede que las consecuencias se dejen ver a largo plazo.

klinger_psicología@yahoo.es

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