Teniendo en cuenta que en nuestro país los Obispos envejecen y estamos abocados a que surjan nuevos Obispos en algunas diócesis antes de que pasen cinco años, me interesé mucho por un titular que encontré en el Internet relacionado al perfil que tiene nuestro Papa sobre lo que debe ser un Obispo en la Iglesia Católica de estos tiempos. El titular dice así: El Papa no quiere obispos mánager ni estándar y pide que se dé más vueltas para encontrarlos”. Eso de que se dé más vueltas quiere decir que se busquen con lupa. Las declaraciones del Papa se produjeron en la Sala Bologna del Palacio Apostólico Vaticano, con la Congregación de Obispos, que es el Dicasterio (o ministerio en términos dominicanos) encargado de seleccionar a los Obispos del mundo.

He aquí algunas citas textuales del Papa sobre este tema: “La Iglesia no necesita apologistas de sus propias causas, ni cruzados de sus propias batallas, sino personas humildes”. “Necesitamos uno que vea desde lo alto, que mire con la amplitud del corazón de Dios, no necesitamos un mánager o un administrador de una Compañía”.

Insiste en que hay que escrutar en el campo de la Iglesia para encontrarlos e identificarlos y a seguidas afirma categóricamente: “Existen estos hombres, porque Dios no abandona a su Iglesia, pero quizás no se dan suficientes vueltas buscándolos”.

En este sentido ha apuntado que para elegir a un Obispo no sirve solo tener en cuenta sus dotes humanas, intelectuales o culturales, ni siquiera pastorales porque “un Obispo no es la suma algebraicas de sus virtudes”. “Es necesario encontrar entre los sucesores de Jesús a los que testimonian al resucitado”. También, ha manifestado que “el Obispo es aquel que sabe actualizar lo que le ha pasado a Jesús” y sobre todo “sabe hacer testimonio de la Resurrección con la Iglesia”. A juicio del Papa, en el ADN del Obispado está escrito que tiene que tener “el coraje de morir, la generosidad de ofrecer su vida y de darse por el rebaño” y sobre todo “por aquellos, que según el mundo, están descartados”, El Papa insiste que “deben ser capaces de fascinar al mundo y encantarlo con la belleza del amor y seducirlo con la oferta de la verdad dada por el Evangelio de Jesús”.

Por suerte muchos de nuestros Obispos veteranos y algunos jubilados y otros ya idos a la Casa del Padre en los últimos tiempos se ajustan a ese perfil.