Los padres de Joel temían por su vida

Los padres de Joel temían por su vida

POR LLENNIS JIMÉNEZ
Libio Sarmiento y Maritza Díaz, padres de Joel Alexander Sarmiento Díaz, acusaron al religioso Meregildo Díaz Díaz, acusado del asesinato de su hijo, de también intentar asesinarlos.

Dijeron que Díaz Díaz quiso matarlos porque supuestamente se negaron a aceptarle «un cheque en blanco» para que se querellaran contra otra persona por el asesinato de su hijo y su esposa Yaniris.

Libio Sarmiento y Maritza Díaz, quienes dijeron que llegaron a hacerse amigos del diácono por el trato que daba a Joel, revelaron a redactores de HOY que Díaz Díaz los llamó por teléfono el pasado 21 de enero, 16 días después de que fue asesinado su hijo, para comunicarles que les entregaría un cheque firmado al que ellos les podrían la suma deseada, para que denunciaran al denominado «Tony El Cojo» como responsable de la muerte de Joel y de su esposa Yaniris Ruiz Sánchez.

Díaz Díaz también les habría garantizó, dijeron en la acusación, gestionarles dos de los mejores abogados asegurándoles que «El Cojo» era quien tenía escondido a los dos jóvenes dados por desaparecidos.

Sarmiento indicó que Díaz Díaz les propuso que fueran a buscar el cheque a un lugar determinado.

Precisó que Díaz Díaz los llamó a las 11:00 de la mañana y que al decirle que Maritza, su esposa, no estaba, colgó. Al instante recibió la visita de su hermano, un teniente de la Policía, a quien le planteó la situación por la que atravesaba la familia.

De acuerdo al relato de Sarmiento, minutos más tarde, cuando volvió timbrar el teléfono, la madre de Joel había regresado, pero, quien levantó el teléfono fue su hermano. Díaz Díaz le pidió a Maritza identificándose como el «padre Meregildo».

Indicó que su hermano le sugirió a Maritza que no se alterara, que aceptara ir a buscar el dinero y que se hicieran acompañar de policías. Sin embargo, en el transcurso de la larga conversación, la madre de Joel se molestó y le advirtió que no aceptaría la propuesta, porque cayera quien cayera quería que el caso se investigara.

Sarmiento declaró que su hijo Joel era perseguido por Díaz Díaz luego de que éste lo encontró violando a un niño en su finca de San Juan de la Maguana, el año pasado. «A partir de ese hecho es que se ha presentado todo esto».

Explicó que Joel le contó a su madre que Díaz Díaz lo enamoró posteriormente, con un puñal en mano, arma que el joven más tarde logró sustraerle. «Parece ser que el luego el diácono también quería violar a Joel, pero no dejó,» dijo Sarmiento.

Indicó que el puñal de unas diez pulgadas, fue depositado en la fiscalía de Santo Domingo.

Negó que Díaz Díaz acostumbrara a darle dinero a Joel, pero confirmó que invitó a su hijo a una finca de San Juan de la Maguana para supuestamente darle RD$100,000. Joel aceptó, dijo Sarmiento, y fue en compañía de su mujer. Ese día, indicó, fueron asesinados en la finca de Díaz Díaz en Hatillo, Azua.

Del asesinato está acusado Díaz Díaz, el sargento del Ejército, Valentín Vicioso de Jesús, y Quírico Rojas Carram. Este último fue encontrado muerto en una cabaña de Jarabacoa hace dos semanas.

Indicó que Díaz Díaz les decía que Joel le trabajaba en la finca de San Juan de la Maguana inyectándole animales.

Los esposos Joel, de 21 años, y Yaniris, de 20, desaparecieron el pasado 5 de enero y fueron encontrados sus cadáveres semiincinerados en la tercera semana de marzo, dentro de unos tanques en la finca que tiene Díaz Díaz en Hatillo.

VISITAS DE DÍAZ DÍAZ

Sarmiento dijo que Díaz Díaz llegó a visitar su casa en varias ocasiones detrás de Joel, a quien llevaba en su camioneta. «Una vez se hizo acompañar por el padre Hugo, porque como el diácono no manejaba. El padre Hugo fue que vino manejando la camioneta. El padre Hugo todavía está allá, en el Colegio de Hainamosa».

Declaró que el sargento Vicioso de Jesús, quien estaba a cargo de la seguridad del vicealmirante Radhamés Lora Salcedo, nunca fue a la casa, porque las veces que le manejaba al diácono se estacionaba al lado de la casa y siempre se quedaba montado en el vehículo.

Expresó que trató a Díaz Díaz en su casa, en una oportunidad que le tomó las medidas de tres pantalones que le hizo, debido a que es sastre.

Dijo que todavía tiene las medidas anotadas en una mascota.

Contó que posteriormente, al ver el trato que le daba a su hijo, a quien le daba proteínas para que fortaleciera los músculos para los deportes que de béisbol que practicaba, incluso, optó por comprar tela para regalarle un pantalón «jeans» al diácono, «para que fuera a su finca y no dañara su ropa buena».

Indicó que la tarde que le llevó la ropa al diácono al centro educativo que dirigía en Hainamosa, Díaz Díaz decidió regalarle seis huevos de ganso y un medicamento para la acidez del estómago. «Mire a ver si lo había tratado o no lo había tratado».

Sarmiento indicó que también tuvo relación con el religioso durante unos días que su hijo estuvo enfermo.

Planteó que el diácono llegó a proponerle que le daría un contrato para que cosiera todas las ropas que vestían los niños del colegio.

«La última vez que lo traté fue el 21 de enero», después del asesinato de Joel. «Pero fue por teléfono, cuando me llamó a mi y a mi esposa», subrayó.

Además del diácono y el sargento, ambos en prisión preventiva, fueron acusados de cómplices Lora Salcedo e Irma Díaz, hermana de Díaz Díaz.

Lora Salcedo tiene impedimento de salida del país, mientras que Irma está prisión preventiva.

PRESO POR EL CASO

En otro orden, Sarmiento dijo que sus abogados le informaron que fue apresado el propietario de la cabaña de Jarabacoa donde el 24 de mayo fue hallado muerto Quírico Rojas Carram, vinculado al asesinato de Joel y Yaniris.

Perfecto Acosta Suriel, fiscal de Santo Domingo, había informado poco antes que Rojas Carram se proponía entregarse.

En principio se presumió que se envenenó, pero el informe del Instituto de Patología Forense descartó el suicidio, porque encontró indicios de que también fue ahorcado.

Las autoridades que investigan el asesinato de Joel y Yaniris tienen informes de que Rojas Carram ingería bebidas alcohólicas en la parte trasera de la camioneta en que transportaron a los jóvenes a la finca de Díaz Díaz en Azua.

Una persona que conoció a Rojas Carram lo describió como un individuo dubitativo, con una personalidad aparentemente sana y siempre sonreído. Dijo que gustaba de la bebida y que no era dado a despreciar el dinero.

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