Los pájaros guay guay

Los pájaros guay guay

POR LUIS MANUEL PIANTINI M.
En su edición del pasado día 13, la revista especializada The Economist en su página 25, haciendo una reseña del comportamiento de la economía de los Estados Unidos se±alaba, que esta había crecido 3.4% en el segundo trimestre del presente a±o (un crecimiento anual del 3.6%, el mayor entre los países desarrollados), y que para el presente trimestre algunos analistas proyectaban un crecimiento del 5%, no obstante los continuos aumentos en la tasa de interés que viene aplicando la Reserva Federal desde junio del 2004 y los astronómicos precios de los combustibles.

Durante el pasado mes de julio la venta anual de carros en ese país alcanzó 20.8 millones de unidades llegando casi a su tasa récord. La compra de casas subió en junio al nivel mas elevado que se haya registrado, con una venta anual de 7.3 millones de unidades, y las factorías reportaron una rápida actividad especialmente en bienes de capital con un crecimiento de 3.9%, reflejando un fuerte aumento en la inversión privada.

Pese a la reducción en las tasas impositivas sobre los ingresos, producto de la reforma fiscal impulsada por el Presidente Bush, en lo que va del año fiscal norteamericano los ingresos por impuestos han aumentado en US$210 billones (para que los sabios de aquí entiendan que no es con aumentos de las tasas impositivas que se colectan mayores valores de impuestos, sino con creación de empresas y nuevas fuentes de empleos productivos como esta sucediendo en esa economía por el estímulo de esa reforma a la inversión privada) y el n× mero de personas empleadas aumentó un promedio mensual de 200,000 entre finales de enero y el pasado mes de julio.

Sin embargo, no obstante estos sustanciales logros económicos, la revista señalaba que una reciente encuesta realizada por la cadena de noticias CBS, reportó que solo el 20% de los entrevistados consideró que la economía de ese país estaba mejorando y más del 50% desaprobó el manejo económico del Presidente Bush, aunque el ingreso disponible de las personas superó los US$9 trillones, de los cuales se ahorró sólo el 0.02%.

Puede ser que también nuestros pájaros guay guay (pájaro en extinción solo existente en la fauna política dominicana) consideren errado, tal como aquí, los resultados del crecimiento económico estadounidense, pues por sus métodos científicos de medición de los resultados, esa es la percepción de la población de ese país.

¿Qué ha provocado esa percepción pesimista de los estadounidenses sobre el curso actual de su economía, no obstante sus favorables resultados promovidos entre otros factores por una visión optimista hacia el futuro de los inversores privados? Una caída en términos reales del valor de las compensaciones recibidas por los empleados durante el ultimo trimestre, se±alada por dicha publicación, y yo agregaría, la creación de empleos concentrándose en áreas de los servicios donde los salarios son más reducidos, las incertidumbres causadas por el aumento de los soldados norteamericanos muertos en Iraq, sin que se vislumbre una solución inmediata a esa fatalidad, el impacto negativo que produciría en el futuro sobre el bienestar de esa población las continuas alzas en los precios del Petróleo y en las tasas de interés, y el temor a que el empleo no sea permanente por la competencia y apertura que succionan empleos hacia el exterior.

Todos estos temas han estado en las primeras páginas de las noticias norteamericanas durante los últimos meses afectando las expectativas de la población. Así, la caída en los ingresos de los remesavientes por la disminución en la tasa de cambio nominal y la de los rentistas por las bajas en las tasas de interés en relación a las elevadas prevalecientes el pasado año, junto al problema de la seguridad ciudadana y del desbordamiento de la inmigración haitiana han sido propiciadoras de las expectativas desfavorables que muestran las ultimas encuestas.

La traída del FMI al país por el gobierno perredeísta a mediados del 2003, a escasas semanas del inicio de la profunda crisis bancaria que abatió a la economía, buscaba el apoyo de dicho organismo internacional en la ejecución de un programa de ajuste financiero que restituyera de nuevo la confianza perdida y le ayudara a solucionar el déficit cuasifiscal, que ya desde ese entonces se proyectaba gigantesco. El programa de ajuste con el FMI fracasó dos veces, porque por sus impromptus, fueron incapaces de manejarlo, y la no solución del déficit cuasifiscal estalló en sus manos.

¿Qué buscaba el programa de ajuste con el FMI en el 2003? Lo que busca todo programa de ajuste exitoso; eliminar los excesos de gastos que son la principal causa de las crisis, reducir durante el programa las tasas de cambio y de interés para generar confianza, disminuir la inflación y restablecer un crecimiento económico sostenible. Este crecimiento impulsado por la inversión privada, y no uno sostenido en los ingresos monetarios (herederos del Situado) que genera la injusta expulsión de los dominicanos hacia el exterior o en el del corto plazo de los rentistas, porque no es sostenible el mantenimiento de elevadas tasas de interés sin expulsar del mercado a los inversores nacionales retrasando la necesaria recuperación económica.

Para aliviar el efecto del ajuste que provoca en las personas receptoras la caída de esos ingresos, que son insostenibles para la economía, generados durante la agudeza de la crisis, los gobiernos lo han compensado durante el período de la eliminación de las crisis con gastos sociales que reduzcan el impacto negativo de las políticas de ajuste en los sectores de menores ingresos, tal y como es el objetivo de los programas de alimentos y empleos en obras de barriadas marginales ejecutados durante el ultimo año.

En todo este proceso, es la clase media la excluida de esas compensaciones y es la que mayor perdida tiene en sus ingresos reales, tanto en el período de la crisis como en el del ajuste, hasta que el período prolongado de la sostenida recuperación le vuelve a restituir en el tiempo, con el crecimiento económico, esos ingresos. Y esa es la clase que diariamente hace opinión pública.

Sobre la magnitud de las reducciones en las tasas de cambio nominal y de interés, ya el país tiene historia por los éxitos de esos programas, tanto en el año 1985 en una administración perredeísta, como en el año 1991 en una administración reformista. O sea que no hay sorpresas, menos aun en los actuales sorprendidos, que fueron estimuladores y formuladores de las reformas que acompañaron el exitoso programa con el FMI del 1991 y también de los fracasados 2003 y 2004.

En el programa del año 1991, la tasa de cambio se redujo de $17 pesos por dólar, tope máximo a que llegó por efecto de la crisis, a $12.50 pesos durante dos años y medio que fue el período que abarcó el programa, para una disminución del 25%. También la tasa de interés se redujo de más del 40%, negativa en términos reales por una tasa de inflación que superó el 80%, a menos del 20%, cuando la tasa de inflación se redujo a solo un dígito. Durante la aplicación de ese programa también se cayeron los ingresos de los remesavientes y de los rentistas.

¿Dicho comportamiento del año 1991 por el éxito del programa es diferente al del éxito del actual? NO. Durante el ultimo a±o la tasa de cambio nominal se ha reducido de $45 pesos a alrededor de $30 pesos, la tasa de interés de mas del 50%, negativa en términos reales, a 15% positiva en términos reales, pues la tasa de inflación anual disminuyó de 56% a menos 1% y se ha recuperado el crecimiento económico por encima de una tasa del 5% estimulado por la expansión del gasto privado. Entonces de que os quejáis, o no hay memoria histórica en este país?

A partir del año 1991, como consecuencia del éxito del programa de ajuste con el FMI y de las profundas reformas fiscal, arancelaria, financiera, cambiaria y por el equilibrio fiscal que implementó la administración reformista desde ese año, el país experimentó su más prolongado período de crecimiento económico y desarrollo de la clase media también impulsado por el gasto privado.

Por eso es tan importante que la reforma fiscal que se discute, vaya dirigida al aumento de la productividad y competitividad de las empresas nacionales, para fomentar la inversión privada y las exportaciones y no inventar buscando otros objetivos por esa vía, que no ayudarán al crecimiento y desarrollo del país porque desestimulan la creación de empresas y empleos productivos, en un país con un alto nivel de desempleo, frente a una voraz competencia internacional en la búsqueda de nichos de mercado y en la atracción hacia sus países de inversiones y tecnologías extranjeras.

El aumento de la inseguridad pública, ligada a la delincuencia y al narcotráfico, es más extendido en los países de Centroamérica y México, pero su recrudecimiento en el país es también una consecuencia directa de las deportaciones continuas de delincuentes de suelo norteamericano hacia el país y de la profunda crisis que explosión en el a±o 2003, elevando la tasa de inflación anualizada al 65% en febrero del 2004 y la tasa de desocupación al 20% en octubre de ese a±o. También la fuerte inmigración haitiana de los últimos a±os ha sido un factor en la perdida de empleos de baja remuneración.

Pero también, como elemento de modificación de las expectativas racionales, los pájaros guay guay han estado propagando diariamente el cuento de la escasez de circulante, pese al fuerte aumento en las importaciones y en las ventas del sector comercio, así como el aumento del superávit fiscal y la carencia de inversiones públicas, como las causas que tienen postrada en la inacción las actividades económicas del país, cuando al mismo tiempo se contradicen al demandar mayores ahorros públicos para financiar el déficit cuasifiscal.

Pero resulta que ahora, cuando el golpe del aterrizaje le resiente la abultada protuberancia sostenida en el bajo vientre, a los pájaros guay guay les incomoda que el Presidente acuda a los pueblos del país a auscultar sus necesidades mas perentorias y a darle solución a las mismas mediante la ejecución de aquellas obras mas requeridas, bajo el alegato de que el momento no es propicio porque el aumento en el precio internacional del petróleo demanda prudencia en el gasto.

Ante el éxito de tales iniciativas de acercamiento del Presidente a su pueblo, a través de encuentros directos con esas comunidades llevando esperanzas y realidades, se acabó el canto del cisne adolorido por la falta de circulante porque el Gobierno insensible todo lo ahorraba. Ahora el resuello es sobre la carencia de un plan de desarrollo y por el temor que en ellos provocaría, el cambio favorable en las expectativas de la población, resultante de la expansión de las ejecutorias públicas en todo el territorio nacional.

Naturalmente que todo este escozor inglenal no es más que un teatro montado para desconcertar al Gobierno por los supuestos magros resultados económicos debido a su alegada inacción, con el fin de desesperarlo, induciéndolo a un exceso en la expansión del gasto público, que evaporice el imprescindible superávit fiscal, descontrole los precios y desestabilice la tasa de cambio, anulando los logros estabilizadores

alcanzados en su primer a±o de gobierno, logros que buscaban los programas de ajustes por ellos descarrilados en los a±os 2003 y 2004, cuando lo que hay que estimular a expandirse mediante la generación de empresas exportadoras y creación de empleos es al 85% del total del gasto del país dueño del sector privado, principalmente ante la acelerada apertura hacia el exterior de la economía dominicana.

Pero este experimentado Gobernante, que ha demostrado su templanza con la aplicación de una valiente política de precio en los carburantes, para propiciar un ahorro en su consumo descartando irresponsables pero simpáticas políticas populistas, y que conoce las malas mañas y desatinados consejos en sus bruscos aterrizajes electorales de los pájaros

guay guay, tendrá la debida cautela en dispersar con la debida prudencia el gasto público en toda la geografía nacional, en aquellas obras que favorezcan la educación y la salud y que creen empleos impulsando el aumento en el bienestar y productividad de la población. Sin prisas pero sin pausas, pese a los tenebrosos augurios de los pájaros guay guay.

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