Los pájaros le tiran a las escopetas

Los pájaros le tiran a las escopetas

VIRGILIO ALVAREZ BONILLA
¡Que ironía!, ahora sucede que en el PRSC, los pájaros le tiran a las escopetas, de nuevo truena la llamada Comisión Ejecutiva del reformismo encapsulado, lo nuevo es un sometimiento a la justicia a los integrantes del Consejo Presidencial de ese partido. Parece ser que los pocos miembros de esa Comisión Ejecutiva que todavía asisten a las reuniones convocadas apresuradamente cada vez que los auténticos reformistas se hacen sentir con actos como la reciente cena dedicada al ex presidente chileno Eduardo Frei, carecen de imaginación.

El sometimiento judicial, de acuerdo a las informaciones vertidas en la prensa, se debe al supuesto uso indebido de parte de los miembros del Consejo Presidencial de los emblemas y símbolos del partido.

Es de suponerse, que algunos de los asistentes a la reunión de narras, no tendrían nada que objetar al referido uso, ya que en anteriores ocasiones no muy lejanas, manifestaron con vehemencia que los símbolos se llevan en el corazón y no en una simple bandera o membrete.

Otros cuya memoria les traiciona repetidamente, fueron años ha, fervientes críticos de fusión la reformista con la democracia cristiana alegando que ese «apellido» no sumaba nada sino por el contrario era perjudicial dado el historial de algunos de los miembros fundadores del social cristianismo criollo.

Estos nuevos inquisidores de la política vernácula son muchos de los que aceptaron de mal gusto los nuevos símbolos del partido ideados por la comisión de organización cuando ésta era presidida por el doctor Donald Reid Cabral, en aquella época donde el reformismo significaba una segura carta de triunfo en todos los procesos electorales.

Transita el camino de lo ridículo, las personas que dentro del grupo del reformismo encasillado se presten a situaciones tan bochornosas y fuera de lugar impulsando una acción judicial, que a todas luces no prosperará. Hasta donde llegaran en su desesperación por conservar los símbolos del partido como cosa propia para servirse de ellos como escudos perforados en una batalla perdida.

¿Cuál será el futuro de un partido cuyos dirigentes sólo se reúnen para discutir las sanciones que impondrán a los que verdaderamente trabajan por el partido?.

Un grupo a la defensiva, nada tiene que ofertar a una militancia ávida de unidad, de participación política y de poder. Hoy, cuando se debe discutir con seriedad el futuro del reformismo, para lograr levantar el partido de las cenizas en que se encuentra por la desafortunada dirección que pretende perpetrarse eternamente en los cargos que ostentan sin atreverse a someterse al escrutinio popular, los falsos mecenas continúan el ciclo de errores políticos que han provocado la disminución del partido de tal forma que poco falta para que esa fuerza política otrora primaria, le falte poco para que desaparezca.

Por suerte, creemos que todavía existen dentro del reformismo dirigentes conscientes de sus deberes y prestos a continuar la lucha interna que pueda rehabilitar el partido, y existen esos dirigentes en los dos bando en pugna, a los cuales les importa más el porvenir de la organización que el uso de los símbolos que al fin y al cabo lucen todo su esplendor donde quiera que se le ponga, siempre y cuando estén representando el verdadero sentir partidista que inculcará Joaquín Balaguer y no cubriendo una mesa desteñida rodeada de sotitos personajes que se valen de estos símbolos como escudos perforados en batalla perdida.

Desafortunadamente, a los ojos del pueblo, éstos arrebatos irracionales alejan aún más las posibilidades de una unidad partidista indispensable para el futuro de la organización política.

Es obvio que poco se puede lograr con personas que no son capaces de comprender la realidad que vive el reformismo, ni las derrotas aplastantes ni los recientes sondeo de opinión que colocan al partido reformista por debajo del ocho por ciento que obtuviera en las últimas elecciones, han hecho comprender a los directores del reformismo cápsula, el drama del partido, ni el grito de socorro de sus simpatizantes y afiliados.

Con símbolos o sin ellos el Consejo Presidencial del reformismo, seguirá su camino triunfante, convencidos de que ese es el sendero correcto el único capaz de rescatar el partido del marasmo en que se encuentra, para brindar a su militancia las satisfacciones políticas de que son merecedoras.

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