En un encuentro lleno de nostalgia, en la zona colonial de Santo Domingo, nuestro querido y admirado profesor de Literatura, licenciado Alejandro Melo, nos reveló con nombres y apellidos cómo un grupo de jóvenes barahoneros lanzaron volantes anti-trujillistas en 1960, una acción patriótica, pero suicida para esa época tenebrosa.

Fue después de más de cuarenta años que encontramos explicación del porqué el ecuánime, sereno y respetuoso maestro en pleno gobierno de los 12 años aceptaba como bueno y válido nuestras labores políticas como dirigente estudiantil del Partido Comunista Dominicano (PCD).

Los jóvenes anti-trujillistas barahoneros: Eladio Medina, quien encabezó el movimiento, Luis Ramírez, Martín Campos Navarro, Luis Peláez, Alejandro Melo y Tono Batista, fueron delatados por un cabraleño, cuyo nombre por razones obvias preferimos mantener en el anonimato. Algunos de ellos cayeron presos y fueron torturados en la cárcel de La 40.

En octubre de 1960 esos mismos jóvenes valientes colocaron una bomba en la gobernación de Barahona, pero no estalló porque le fallaron los fusibles. La figura del doctor Antonio Méndez, revolucionario y filántropo a la vez, tiene que ser mencionada por su identificación con esa y otras causas de la libertad del pueblo dominicano. Enrolados en el movimiento revolucionario Catorce de Junio, estos intrépidos muchachos llevaron a cabo labores políticas contra Trujillo, arriesgando y exponiendo sus vidas y la de sus familiares.

Los panfleteros de Santiago, heroico hecho que ha sido brillantemente narrado por el doctor Ramón Antonio Veras, también tuvieron su expresión en Barahona, un pueblo lleno de valor y dignidad que siempre ha dicho presente en las grandes jornadas de la república.

¡Loor y reconocimiento a esa generación de barahoneros que participó en la clandestina lucha contra Trujillo, lanzando volantes que irritaron, según nuestros testimonios, la paciencia del implacable tirano!