Los paracaidistas del Reformista

Los paracaidistas del Reformista

JULIO BREA FRANCO
En la «fiesta» reformista se colaron muchos paracaidistas, gentes de otras casas que bailaron y gozaron bien. Si bien se había concebido como un «open-house party» lo cierto es que acudieron de la casa del frente y de la de al lado también. Las primeras eran «abiertas» pues las listas electorales fueron las oficiales y no unas exclusivas de afiliados y simpatizantes del partido. Llevar a cabo el proceso de esa manera no se debió a razones de convicciones sinceras y democratizadoras. Fue por el desorden, la triquiñuelería, la incompetencia organizativa y la desconfianza y paranoias internas. Los reformistas fueron «afortunados». A diferencia de las otras dos primarias, la del PRD y del PLD, le votaron más que la votación obtenida en las elecciones de 2004 y de 2006: 312 mil 331 mil, respectivamente. En su primaria los votantes resultaron un total de 357 mil, esto es un 108%. De su más reciente base de sufragantes.

En el caso del PRD sus votaciones en el 2004 y 2006 fueron de un millón 216 mil y 937 mil, respectivamente. En su primaria sufragaron 750 mil que representó un 80% de los votos del 2006. Lo mismo sucedió en el PLD, un millón 399 mil en el 2006 y en su elección interna votaron 600 mil, significando el 41%.

El superávit de votos en las primarias del PRSC es evidente, aunque no se puede afirmar a ciencia cierta que éste es químicamente puro por la magnitud de los amigos de Amable. Las encuestas previas apuntaban a Eduardo Estrella como delantero pero ¿qué grado de confiabilidad podía tener este tipo de pesquisa sin disponerse de un universo reformista cuantificado?.

Los resultados de la primaria del reformista refleja la tendencia decadente y de empobrecimiento electoral del partido. Y además las fuerzas centrífugas que se mueven dentro del mismo. ¿Se debe la decadencia a la ausencia de una gran personalidad política, de un liderazgo carismático? La respuesta apunta más a la carencia de visión y de futuro, tanto de los que están como de los que se fueron del partido.

Los reformistas se han caracterizado por su falta de escrúpulos. Es cada día más un archipiélago de intereses particulares compuesto por gente en extremo seducible por los recursos y los haberes. Y más atraídos por el poder en ejercicio o por muy probable y posible.

La pugna inicial entre los reformistas en el inmediato después de Balaguer fue la sensibilidad y el atractivo del gobierno de Mejía, quien construyó un oleoducto de prebendas hacia la Máximo Gómez. Al menos fue esa la gran querella de los que se fueron para la Pedro Henríquez Ureña. Pero este grupo hizo lo mismo: se encaminó y cobijó en otro techo político de manera muy cómoda a nivel de aliados de apoyo sin la preocupación de que le contaran los votos.

Ni lo unos ni los otros evidencian visión alguna hacia dónde caminar más allá de satisfacer su siempre necesidad de estar expuesto al sol del poder. El PRSC está en la centrífuga. Y lo peor es que no parece haber indicios de una reversión centrípeta.

Quizás se pueda andar camino si se entendiera que hay que hacer política de manera diferente. Hacer lo que nadie hace: vender futuro. No vender villas y castillos demagógicamente. Podría ser de utilidad buscar y estudiar la fórmula de Mandela en la Sudáfrica que del apartheid y de los abusos inculcó a sus conciudadanos que había que pensar en el futuro y caminar hacia él en un ambiente de coexistencia. Eso sería lo racional y lo razonable. El problema es que el sentido común no es, paradójicamente, patrimonio de muchos.

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