Los parques

Los parques

Las ciudades del país han perdido gran parte de sus zonas verdes. La ignorancia, unas veces, y la complicidad, otras, de los que han administrado los municipios, así como la falta de conciencia de los ciudadanos facilitaron la eliminación de los parques en las ciudades.

El esfuerzo que de vez en cuando muestran algunos síndicos para recuperar las zonas verdes debe ser bien recibido y aplaudido.

Es fundamental que se haga este esfuerzo de recuperación porque nuestras ciudades han crecido desordenadamente en los últimos cuarenta años y en ese proceso de extensión han sido eliminadas zonas que debieron ser conservadas como parques para el disfrute común y como los llamados “pulmones”. La densidad poblacional en algunas áreas y la arrabalización han impedido que las áreas verdes se conserven aunque cuando fueron planificadas y hasta desarrolladas.

Nuestras ciudades, hasta hace unos años pequeñas y rodeadas de campos agrícolas y bosques, parecía que no necesitarían de parques. Las plazas de armas, diseñadas por los colonizadores, se conservaron como áreas de recreación en nuestra historia reciente y parecían suficientes.

Con el desplazamiento horizontal de las zonas urbanas hasta dimensiones que parecían impensables hasta hace una generación, los parques se han convertido en imprescindibles como elementos para asegurar una mejor calidad de vida a la ciudadanía.

Lo más extraño de todo es que, de acuerdo con leyes que tienen más de sesenta años de vigencia, cada vez que se construía una urbanización se debía destinar una parte del solar a los parques. Aunque esos parques se hicieron consignar en los mapas y planos que se sometían a las autoridades municipales, hoy esas zonas verdes aparecen ocupadas por viviendas y comercios porque algún funcionario fue indiferente a la ocupación ilegal o hasta llegó a venderlos.

Nuestras autoridades municipales, de los tres Santo Domingo, de Santiago y de todas las ciudades deberían revisar todos esos planos de urbanizaciones y comenzar a recuperar lo que es propiedad de todos y hasta pedir el auxilio del Departamento de Prevención de la Corrupción (Depreco) para actuar contra los que han despojado a la ciudadanía de esos bienes.

Sabemos que, para algunos de nuestros dirigentes, es cuesta arriba actuar con cierto rigor en la recuperación de estas tierras asaltadas, pero lo cierto es que la aglomeración de personas en nuestras ciudades requiere que ya se comiencen a tomar medidas precisas.

Luperón

Ayer domingo se conmemoró el quincuagésimo sexto aniversario de la gesta de Luperón.

Fue también un domingo, en 1949, cuando bravos dominicanos y extranjeros desembarcaron por la bahía de Luperón, para iniciar una lucha armada contra la férrea dictadura de Rafael L. Trujillo.

Las fuerzas trujillistas aniquilaron, con relativa facilidad, a los expedicionarios, y destruyeron la resistencia interna con la eliminación de gallardos dominicanos que soñaban con la libertad.

Lo menos que se puede hacer, para honrar esta fecha, es recordar con respeto y devoción a los hombres que ofrendaron sus vidas tratando de establecer una lucha desigual en la cual, lamentablemente, la dignidad y las ansias de libertad no podían vencer a fuerzas superiores que representaban la opresión.

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