Los partidos están condenados a mejorar

Los partidos están condenados a mejorar

Los dominicanos están condenados a mejorar los partidos, porque es la única manera de que la democracia se fortalezca, planteó el director ejecutivo del Consejo Nacional de Reforma del Estado (CONARE), doctor Tirso Mejía Ricart.

Consideró, además, que todos los intentos de sustituirlos han sido realmente lamentables y que a pesar de sus defectos, nadie ha podido inventar nada mejor que los partidos, para la democracia representativa.

Recordó que un anteproyecto de ley de los partidos fue redactado en la administración pasada, con la colaboración de todos los representantes de las entidades políticas y de las organizaciones de la sociedad civil.

Explicó que el CONARE, consciente de la continuidad del Estado, impulsa ese anteproyecto, el cual fue introducido por la diputada Licelot Marte de Barrios, co-redactora de la pieza.

Mejía Ricart expuso sus opiniones al participar en el foro CONARE-HOY, con el tema «La reforma de los partidos políticos». Los demás expositores fueron el doctor Max Puig, presidente del Partido Alianza por la Democracia (APD) e Isis Duarte, directora del Area de Partidos Políticos, de la entidad Participación Ciudadana.

Asimismo, Alejandro Abréu, director adjunto del Programa de Apoyo para la Reforma y Modernización del Estado (PARME) y Gedeón Santos, secretario de Formación Política del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en tanto que Gladys Valdez Maceo fungió de moderadora.

A juicio del doctor Mejía Ricart, los intereses personales y grupales, juegan un papel muy importante en la razón de ser de los partidos y constituyen una de las causas de la crisis.

A diferencia de otros países, en la República Dominicana, los partidos estuvieron relativamente fortalecidos, debido al rol de sus grandes líderes ya extintos, (Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez).

Favoreció la búsqueda de nuevas fórmulas y a no aferrarse a los viejos mecanismos del liderazgo caudillista, que, a su entender, fueron buenos para su época.

Cree que la única forma de evitar que las cúpulas asuman el control de las candidaturas y del liderazgo de los partidos, es a través de un mecanismo transparente, como la realización de primarias simultáneas para todos las organizaciones políticas.

El citado anteproyecto, dijo, busca mecanismos para institucionalizar la democracia dominicana, a fin de que las organizaciones políticas no caigan en la situación de los partidos, Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC).

Recordó lo difícil que fue la definición de candidatura del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el 1999, cuando se impuso Danilo Medina.

Expresó que no se puede culpar a los partidos, de que haya bancos que den dinero a las organizaciones políticas, porque sería mucho pedirles.

A su juicio, la política es mucho más segura que antes, pues anteriormente, meterse en esa actividad era una empresa muy peligrosa y poca rentable.

Considera que la diversión más agradable de los pobres son las campañas electorales y no cree que son violentas, porque mueran dos o tres personas.

Con líderes políticos que no saben de gestión pública, dijo, no se puede avanzar mucho y sostiene que la formación debe ser un requisito para el ascenso partidario.

[b]CRISIS NO ES NUEVA[/b]

En cambio, para Puig, presidente de la APD, no es la primera vez que los partidos entran en crisis, porque las organizaciones políticas son expresiones históricas y, por tanto, responden a las condiciones en que surgen y se desenvuelven.

Indicó que a pesar de que el país ha sido gobernado por regímenes dictatoriales o autoridades, se le ha rendido un culto a la ley y puso como ejemplo, que la dictadura de Trujillo respetó las formas constitucionales.

Consideró que la democracia postrujillista nació teñida de autoritarismo, caudillismo, clientelismo y paternalismo y que los partidos están marcados por eso.

Entiende que detrás de las formas partidarias modernas se esconde la pirámide social autoritaria y cree que el peso de una cultura autoritaria no se derriba fácilmente.

Recordó que las encuestas “Demos” expresan la relación contradictoria de los dominicanos con los partidos, porque «queremos democracia, pero añoramos las jefaturas, queremos democracia, pero nos han acostumbrado a las dádivas».

A su juicio, la cultura autoritaria se ha mantenido luego de la desaparición de los grandes lideres del postrujillismo (Bosch, Balaguer y Peña Gómez).

Los caminos posibles para el surgimiento de nuevos lideratos, dijo, pudieron haber sido a través de la institucionalización democrática en los partidos, la aparición de nuevos dirigentes centralistas o la división de esas organizaciones encabezadas por aspirantes a líderes que sólo logran concitar el favor de una parte de la antigua militancia.

En el país, añadió, no se cumplen las funciones esenciales de los partidos en una democracia: captar y expresar el sentido de la población, actuar para que los intereses de la ciudadanía se traduzcan en políticas públicas y contribuir al surgimiento de nuevos lideratos.

Saludó la iniciativa para el establecimiento de una ley de partidos, aunque entiende que no es suficiente. Ese anteproyecto no ha prosperado en el Congreso, porque el sistema político vería sus mecanismos de funcionamiento alterados, con esa aprobación.

A su juicio, quizás lo más importante que pueda lograr el citado anteproyecto, es mejorar la confianza de la ciudadanía en los partidos y contribuir a democratizarlos.

Esto podría ayudar a mejorar su relación con la sociedad y a su legitimación, pero añadió que los grandes partidos no parecen interesados en la transparencia, porque no hay propuestas destinadas a controlar y hacer más claros esos gastos.

Fustigó el criterio medalaganario de la Junta Central Electoral (JCE) en la interpretación y aplicación de la ley que fija la contribución del Estado, a los partidos.

«Aunque parece indispensable el establecimiento de reglas que contribuyan a frenar el deterioro de los partidos y a consolidarlos como parte esencial del sistema político, no parece que estas medidas sean suficientes para contrarrestar una tendencia profundamente inscrita en la realidad social», dijo.

A su juicio, el fracaso del financiamiento de los partidos dominicanos, no ha reducido las contribuciones privadas, pues éstas aumentan en las campañas electorales.

Cree también que el financiamiento público no ha resuelto nada, porque los partidos han seguido sacando recursos al empresariado y, por tanto, hay más dinero para alimentar un sistema político clientelista y paternalista.

El anteproyecto de partidos establece el 5% como tope del financiamiento privado en relación con el público, lo cual sería la muerte del sistema político en su expresión actual, consideró.

[b]LOS PARTIDOS MARCAN EL RUMBO[/b]

Para Abréu, director adjunto de PARME, los partidos tienen que marcar el rumbo de la sociedad y a su juicio, en el país hay un inicio importante de crisis en los partidos.

Resaltó la relevancia de las organizaciones políticas, porque de ellas salen quienes dirigirán el país, pero cree que a los partidos debería ir lo mejor de la juventud, los profesionales y de la sociedad.

Consideró que el anteproyecto de ley de partidos, en el que trabajó, contribuirá a fortalecer los mecanismos de regulación de las organizaciones políticas.

Esa pieza, dijo, debería convertirse, con actualizaciones y ajustes, en una bandera de la sociedad para protegerse. Contribuirá, a su juicio, a regular las primarias de los partidos y el financiamiento público. Expresa que el anteproyecto crea un régimen de sanciones para los partidos.

Consideró que tal vez se está a tiempo de evitar lo que desencadena la crisis de los partidos: el autoritarismo en su expresión más cruda.

A su juicio, las organizaciones políticas son creadoras de ilusiones productivas y sostuvo que la crisis de liderazgo y dirección, no sólo afecta a los partidos, sino a los empresarios.

Indicó que los grandes líderes fallecidos (Balaguer, Bosch y Peña Gómez), contrario a lo que se creía, no eran el problema y no eran tan malos como se pensaba.

Muchas veces se pensó que después de ellos, todo iba a ser mejor, dijo, pero no ha sido así.

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