Los partidos más allá
de las elecciones

<P>Los partidos más allá<BR>de las elecciones</P>

TEOFILO QUICO TABAR
tabasa1@hotmail.com 
Los partidos como la mayoría de sus dirigentes, con su accionar falto de contenido programático,  han logrado colocarse en la misma vía por la que transitan  con pasos y vestiduras bastante parecidos.

Las diferencias son acaso de estilo, ya que no plantean prácticamente ninguna diferenciación conceptual que les permita a los ciudadanos formarse una idea más completa de cuál es la verdadera propuesta que motive a una participación más allá de lo puramente coyuntural.

Algunos dicen que  el proceso político se ha convertido  en monótono y falto de creatividad. Que solo se resalta  lo negativo o lo que mueve a posibles dudas. No hay elementos positivos en cuanto darle contenido a los planteamientos más allá de lo intrascendente.

 Salvo unos que otros planteamientos con perfiles un tanto académicos y  probablemente poco comprendido por las mayorías, no se han puesto en juego ideas nuevas o diferentes, ni razonamientos que provoquen en los ciudadanos, entusiasmo o motivaciones esperanzadoras.

De continuar por este camino más allá de las elecciones, no hay que descartar  que ante la ausencia de un verdadero y real  abanico de pensamiento  político partidario,  pudiera iniciarse un  proceso acelerado  de deterioro.

Al existir tantas indefiniciones conceptuales o ideológicas, se podría estar estimulando la propagación de grupos y grupúsculos a todos los niveles, nacionales y municipales, donde las diferencias sean únicamente individualistas. Los jefes, las cabezas, porque en lo demás, son parecidos.

Tampoco  hay que descartar que en unos años tengamos tantas agrupaciones como personas con aspiraciones, sobre todo cuando los que están en el poder les dedican  tanto esfuerzo y dinero al  mercadeo político, ofreciéndole oportunidades a todos cuanto sean capaces de agregar una sigla más al corolario fragmentado del partidismo dominicano.

La realidad es que el escenario actual es una especie de limbo ideológico. Los grupos de poder se encargaron de tumbarles  el pulso a los políticos y  han procurado   convencerlos de que todo es lo mismo, aunque parezca diferente.

Los políticos, que se pasaron el tiempo coqueteando con ellos para que les dieran su bendición, al parecer no tienen otro camino que complacerlos en esa corriente. Y como según ellos todo es lo mismo, muchos podrían encontrar estímulos suficientes para tratar de hacer un grupo a su imagen y semejanza, en la seguridad de que siempre habrá espacio para el mercadeo, sin importar que se les catalogue de “transfuguismo”.

Esto quiere decir, que si los dirigentes no producen un sacudimiento interno en los partidos tradicionales, capaces de provocar matizaciones determinantes que posibiliten diferenciarlos unos de otros,  creando aglutinamientos soportados por pensamientos sociales, económicos y proyectos nacionales, podrían correr el peligro de que, existiendo por un lado  una tendencia fragmentaria o atomizada enclavada en lo más profundo del pensamiento político nacional; y por otro, la tendencia al mesianismo perpetuo, cuando desaparezcan las posibilidades de los dirigentes internamente o en el poder, podríamos tener tantos grupos como dirigentes.

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