Los partidos necesitarán otra unidad especial 911

Los partidos necesitarán otra unidad especial 911

A medida que pasan los días, la gente se está dando cuenta de que, tal y como lo había advertido en más de 12 artículos, dirigentes políticos y analistas que se suponía lo sabían, no se percataban de que estas serán una elecciones diferentes a las que se celebraban hace más o menos 22 años, y los acontecimientos los cogieron asando batatas. Estaban acostumbrados a hacer alianzas para las candidaturas presidenciales, sin darse cuenta de todo el fardo de problemas que acarrearían acuerdos con tantos intereses provinciales como municipales, al extremo de que podrían tener que encargar una unidad especial tipo 911, para atender a todos los afectados.
Una unidad 911, pero de atención permanente, porque los propios partidos se encargaron de crear y aumentar los factores de riesgos. No solo con medidas antidemocráticas como la de escoger candidatos por vía de encuestas, tirando por la borda el trabajo partidario de sus dirigentes provinciales, municipales y barriales en vez de convenciones democráticamente expresadas, sino poniendo a depender, en gran medida, las posibilidades de candidaturas de los poderes económicos o fácticos. Además, quitándoles las oportunidades, mediante el método de las alianzas, a dirigentes genuinos que se habían forjado esperanzas de alcanzar una postulación.
El recurso de encuestas para determinar candidaturas, y me imagino que pronto de las propias dirigencias políticas, corre el riesgo de poner el partidismo al servicio de poderes al margen de dicha actividad, o de figuras que no han contribuido a la creación de las estructuras políticas. Esa es una aberración que castra las posibilidades de que los partidos crezcan en base al trabajo cotidiano de sus dirigentes, y su propia identidad.
Cuando le dediqué varios artículos a establecer la diferencia entre los que están en la LISTA y los que están en la FILA, fue para advertir lo que está ocurriendo, puesto que, cuando a los que se han fajado o creado ilusiones de representar sus partidos en determinadas demarcaciones, los quitan para darle paso a escogidos de un listado de privilegiados o personas de otras organizaciones, muchos de los cuales habían sido rivales en sus demarcaciones, los disgustos eran lógicos de preveer para cualquiera que piense sin dejarse obnubilar por la pasión.
Lo dijimos hasta el hartazgo, e incluso llegó a causar úlceras en personas con las que hemos mantenido amistad durante años, que no entendían, ni al parecer entienden, que nuestra intención era advertirlos de lo que les venía encima. Que no es lo mismo llegar a acuerdos partidarios cuando solo están en juego la presidencia y vicepresidencia, que cuando existen tantos candidatos, algunos de los cuales podrían entender que solo les queda una oportunidad de participar.
Si los partidos no toman conciencia de los daños que les están causando estas medidas, especialmente los que queden en la oposición, que no contarán con las herramientas necesarias para reparar los entuertos, luego de las elecciones podrían encaminarse a una situación de recomposición total de sus estructuras, cuyas consecuencias pudiera ser que algunos las estén esperando ansiosamente.

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