Los partidos siguen cayendo mal

Los partidos siguen cayendo mal

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Los partidos políticos del país continúan cosechando una percepción negativa en la población adulta, en la población votante, a pesar de que considera que estas organizaciones son necesarias para el buen funcionamiento de la democracia.

No se trata, en realidad, de un fenómeno nuevo. Casi todos los estudios de medición de los pareceres de la opinión pública acerca de las organizaciones cívicas, políticas y gubernamentales del país han arrojado el mismo resultado. Los partidos políticos siempre quedan en el último lugar en la estima ciudadana.

La semana pasada circuló la encuesta con que presentó credenciales el nuevo Centro de Investigaciones y Estudios Sociales (CIES), y en este estudio los partidos políticos han quedado muy mal parados. Los partidos ocupan el nada grato último lugar entre 12 organizaciones cuyo nivel de confianza pública fue medido.

De acuerdo al estudio en cuestión, apenas el 10.7% de la población ciudadana tiene confianza en los partidos políticos. Esta desconfianza tan abrumadora, tan absoluta y universal  es casi una catástrofe política que los partidos y sus dirigentes no pueden pasar por alto. Algo hay que hacer, con urgencia, para empezar a cambiar una imagen tan negativa, tan descorazonadora.

Se trata de una fenómeno político que también lo es social. Es decir, se trata de un hecho que ocurre en la sociedad, donde deben residir las causas del mismo. Y hay que decir, en atención a resultados similares registrados en los últimos años en distintos estudios de opinión pública, que se trata de una idea cuasi fija, invariable, entre los ciudadanos y votantes.

De seguro que no son pocos los lectores que razonarán que esa percepción tan absolutamente negativa de los partidos   contrasta con la masiva participación electoral de los ciudadanos. Y, en efecto, es así. Los comicios generales que se celebran en el país cada cuatro años son de los más concurridos en América Latina. Por encima del 70% de los votantes van a las urnas.

Quizás la explicación la ofrece el mismo estudio demoscópico, que recoge la opinión de que más del 85% de los ciudadanos y ciudadanas estiman que los partidos son necesarios para el buen funcionamiento de la democracia. Es decir, se concurre a las urnas a sufragar por los candidatos de los partidos porque en democracia no hay otro mecanismo para elegir y para liberarse de los funcionarios escogidos por la vía eleccionaria.

La encuesta también nos deja saber algunas de las razones de la bajísima confianza de los ciudadanos en los partidos políticos. Una la afirma el 95% de los entrevistados: los partidos se olvidan de sus promesas cuando llegan al poder. La otra la expresa cerca del 90% de los ciudadanos: en los partidos hay mucha corrupción, y una tercera razón, sustentada por el 75% de los votantes dice que estas organizaciones no son transparentes en el manejo de sus recursos financieros.

Como puede apreciar el lector, se trata de tres razones gruesas. Tres factores que indican que aun cuando muy pocos ciudadanos y ciudadanas son miembros formales de los partidos políticos, en la República Dominicana, la mayoría está atenta al comportamiento político y ético de estos grupos.

La nota más sensible tiene que ver con el incumplimiento de las promesas de campaña. Una cuestión verdaderamente presente en los ejercicios de gobierno. Pareciera que los partidos y sus candidatos ofrecen hacer esto o aquello a sabiendas de que no podrán cumplir, pero lo hacen como un ejercicio de seducción para conseguir la voluntad de los votantes. Luego, les importa un comino.

Pero el votante no olvida. El votante registra la promesa de campaña, cree en ella y espera que cuando el candidato gane, sea a la sindicatura, al Congreso Nacional o a la Presidencia de la República, responda ante sus electores y cumpla ese pacto de voluntades que se da entre el candidato y el votante. Pero como casi nunca el cumplimiento se da, entonces sobreviene el desengaño y la desilusión.

La esencia de todo es, como lo muestra este estudio de opinión pública del Centro de Investigaciones y Estudios Sociales, que los partidos políticos continúan desmejorando su imagen, sin perdiendo credibilidad entre los electores y electoras. Una mala noticia para estas organizaciones y para la democracia que los sustenta y los necesita.
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bavegado@yahoo.com

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