Los partidos son culpables

Los partidos son culpables

Dos personas murieron y varias resultaron heridas en un incidente registrado en Los Alcarrizos entre militantes de los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana que realizaban «bandereos». Ese bochornoso hecho viene a ponerle la «tapa al pomo» al cierre de una Semana Santa donde hubo 63 muertos y más de mil heridos, ocurridos en diferentes partes del territorio nacional.

Con relación al vergonzoso acontecimiento de Los Alcarrizos se han venido atribuyendo culpabilidades recíprocas entre parciales de las dos entidades políticas (del PRD y del PLD), pero independientemente de los protagonistas de ese hecho, observado con pena e indignación a través de un video de un noticiario televisivo, para mi los grandes responsables son los candidatos presidenciales y los jefes de campaña de ambas organizaciones.

En múltiples comentarios escritos y por medios electrónicos he venido recalcando la carencia de contenido conceptuoso en los discursos de los candidatos presidenciales de los denominados partidos mayoritarios, de forma muy particular los del ingeniero Hipólito Mejía y el doctor Leonel Fernández. Se irrespetan y se descalifican mutuamente. Mejía ha dicho muchas veces, de forma despectiva,que «a Leonel le tiemblan las canillitas», mientras por otro lado pude ver al doctor Fernández, en una actitud carente de humildad, decir que el actual jefe de Estado «no tiene masa encefálica». ¿A dónde se puede llegar con expresiones de esta naturaleza, emitidas por personas que debían constituir modelos a seguir, por su condición de candidatos presidenciales?

Los jefes de campaña también son responsables de los hechos de violencia que se han suscitado y que se pueden producir en lo que resta de la campaña electoral. Pude ver en los periódicos que los conductores de la campaña electoral, de los tres partidos mayoritarios, se reunieron para coordinar las actividades a desarrollar. Es un encuentro que merece el reconocimiento y el apoyo de la población, pero que pudo haberse realizado mucho antes y de esa forma se hubiesen quizás evitado estos hechos de sangre, que llevan luto a la familia dominicana.

Desde antes de empezar la campaña electoral, de manera preventiva, los jefes de campaña debieron de reunirse para coordinar sus respectivas actividades políticas, de manera que no coincidan en días, lugares y horas, para de esa forma evitar enfrentamientos innecesarios entre militantes de los partidos políticos que se disputarán el poder en la contienda de mayo 16. No se hizo y hoy se repiten acontecimientos luctuosos de otras campañas electorales.

Con la debida anticipación los responsables de la conducción de la campaña electoral de los partidos tradicionales, que son los que exhiben la mayor rivalidad, tenían que instruir a su militancia a mantener el comedimiento y la prudencia. No se justifica que parciales de partidos diferentes estén realizando bandereos de forma simultánea en el mismo lugar y vociferándose insultos.

Los bandereos se han convertido en actos de provocación no sólo entre militantes políticos rivales, sino contra ciudadanos pacíficos y conductores cuyos vehículos han sido agredidos y ellos mismos, en algunos casos, al llevar los cristales bajados, son golpeados con el palo de la bandera.

Se trata de actividades políticas que están degenerando en el vandalismo, donde muchos de los que participan ingieren bebidas alcohólicas,exhiben armas de fuego y vierten toda clase de insultos en desmedro de los partidos contrarios, sus dirigentes e inclusive hacia personas indiferentes a la política partidaria.

Alegando promoción a su partido , en el marco de una campaña electoral, esos desórdenes no debían de ocurrir, porque alteran el orden público, irrespetan el derecho ajeno y el libre juego de las ideas, normas que se estilan en todo sistema democrático.

Si los líderes de los partidos políticos n están en capacidad de disciplinar a sus correligionarios para impedir el fanatismo y el exceso, nos estaríamos exponiendo a más actos de violencia. Pero es que el ejemplo también debía de venir de arriba, porque ningún padre puede exigirle a un hijo lo que él (el padre) no practica. Y ya se dijo con la suficiente anticipación que esos discursos del ingeniero Hipólito Mejía y del doctor Leonel Fernández no eran los más adecuados.Ahí están los resultados y hoy no podemos alegar ignorancia ante las posibles causas.

Por más acusaciones y contraacusaciones que se produzcan entre el PLD y el PRD, con relación al incidente bochornoso ocurrido en Los Alcarrizos, sigo insistiendo en que los líderes y dirigentes principales de esas dos organizaciones políticas son los únicos responsables.

(Se llegó inclusive a la imprudencia en no tomar una tregua en Semana Santa. Contrariamente el despliegue propagandístico en todas las vías de acceso a los balnearios, montañas y campos fue un asunto bien planificado).

Y como estos hechos de sangre dejan rencores y tienden a incrementar el fanatismo y el odio, no se descarta, en un escenario fértil donde se avisa campaña sucia, que se produzcan nuevos acontecimientos de esta índole.

La situación es preocupante. Y lamentablemente no hay árbitros, porque quienes debían de jugar este papel están metidos de lleno en la campaña electoral y otros, al inclinarse clara y marcadamente hacia un sector determinado, han perdido moralmente esa calidad.

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