Los pasos contados del Presidente

Los pasos contados del Presidente

FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX
Cinco meses han transcurrido desde que el Presidente Leonel Fernández tomó posesión del cargo, habiéndolo ganado por amplio margen y en primera vuelta. El anuncio de su triunfo por la Junta Central Electoral, como todos recuerdan, estuvo precedido de inquietantes e inesperadas declaraciones de diplomáticos, magistrados y obispos. En casi todas las elecciones dominicanas el conteo de votos se ha hecho lentamente y los resultados se han ofrecido al público tardía y sospechosamente.

En los últimos comicios todo marchó «anormalmente» rápido. La intervención de los diplomáticos y de monseñor Núñez Collado funcionó como si un tirabuzón sacara un corcho de una botella.

Había, pues, un tapón político que la gente no comprendía en su integridad. Los jueces electorales mismos no contribuyeron a esclarecer esta situación de incertidumbre. Las luchas internas en la JCE demolieron la escasa credibilidad política de este organismo. En esa atmósfera de «trampa electoral frustrada por intervención extranjera» asciende al poder el Presidente Leonel Fernández. La campaña política que terminó en mayo del año pasado – hoy parcialmente olvidada – fue una larga retahíla de insultos contra el candidato del PLD.

En los días previos a las elecciones la incontinencia verbal del Presidente Mejía alcanzo su nivel más alto. Para entonces, ya había forzado una reforma constitucional que le permitiera repostularse, había acorralado a los precandidatos del PRD y obligado a su propio partido a nominarle. El Presidente Mejía embestía como un toro de lidia; colocaba a sus adversarios contra una pared llena de púas.

Leonel Fernández tomó posesión, pronuncio un sobrio discurso despojado de firuletes retóricos; señaló cuales eran los problemas públicos que a su juicio reclamaban mayor atención: el déficit operativo del Banco Central, la deuda externa, el sistema de producción y distribución de electricidad, la perdida de valor adquisitivo del peso dominicano, el incremento del gasto gubernamental, etc; nombró al actual gobernador del Banco Central, designo a su equipo económico – conocido de antemano -, y enseguida comenzó a fluir un hilillo de confianza a través de la atormentada sociedad dominicana.

¿Qué ha hecho el nuevo Presidente? En primer lugar, logró que se aprobara en las cámaras legislativas la llamada «reforma fiscal», pues sin recursos económicos no puede funcionar ningún gobierno. Luego se acerco al Presidente Chávez, de Venezuela, para negociar un arreglo en conexión con el suministro del petróleo. Sin energía y sin combustible es imposible sostener un gobierno. (Los aspectos políticos de la política del Presidente Mejía frente a Chávez, y sus costos económicos, no son pertinentes en esta nota). También el nuevo presidente ha logrado la aprobación del Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos. Sin ingresos fiscales ni presupuesto adecuado no es factible un acuerdo con el FMI. Estos pasos los dio, con tanta firmeza como paciencia, sin hacer caso de los gritos de «las graderías», del montón anónimo que clama o exige «sangre y venganza». Acogió y promulgó las leyes fiscales aunque arrastraran la «colgaleja» del impuesto al sirop de maíz. De no haberlo hecho así la oposición hubiese ganado terreno y él habría perdido tiempo para presentar nueva carta de intención al FMI. Hace unos pocos días ese impuesto al jarabe de maíz se «desprendió» como una postilla reseca. Dos vientos soplaron conjuntamente para secarla: la presión externa y el interés local por un nuevo TLC.

La reciente advertencia del Presidente Fernández a las Fuerzas Armadas toca asuntos tan graves e importantes como el FMI, el presupuesto , las leyes fiscales, las tasas de cambio y de interés. En el interior de las Fuerzas Armadas ha penetrado el poder corrosivo del dinero mal habido, de la demagogia, de la irresponsabilidad administrativa ejercida desde el poder. Esas arenas movedizas y cenagosas requieren cuidadoso trato por parte del poder civil, como puede colegirse por las ventas graciosas de terrenos del CEA, por los recientes arrestos e interrogatorios de oficiales aparentemente implicados en tráfico de drogas.

Un gobierno que inaugura su mandato tras grandes sacudimientos financieros, económicos e institucionales, después de crispaciones sociales severas, ha de medir cada uno de sus pasos. Como reza el proverbio italiano: quien va despacio llega lejos. Creo que eso ha hecho el Presidente Fernández. Una vez consolidado, disponiendo ya de las herramientas de rigor, el gobierno podrá golpear la mesa con el puño o dar un justiciero zapatazo. Una porción considerable del pueblo dominicano desea vivamente que así ocurra.

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