Yuval Noah Harari, el historiador y escritor israelí quien ha devenido famoso por sus obras “Sapiens: de animales y dioses” y “Homo Deus”, en un reciente artículo en la renombrada revista británica “The Economist” reflejó su gran preocupación por el impacto negativo de la inteligencia artificial (IA) sobre nuestra civilización. Siendo estudiante en una universidad norteamericana hacia finales de la dictadura de Trujillo leí, porque era obligatorio, “1984” de George Orwell, quien describe cómo en una dictadura a través de la IA se puede controlar el pensamiento humano. Al absorberlo se me cayeron las escamas de los ojos al darme cuenta que yo vivía en una dictadura parecida a la de Stalin y la de Orwell.
Yuval escribió: “En los últimos pares de años nuevas instancias de IA han surgido que amenazan la sobrevivencia de la civilización humana”, ya que esta manipula y genera el lenguaje, no solo a través de la palabra, sino también a través de los sonidos y las imágenes. Yuval explica: “La inteligencia artificial ha ‘hackeado’ el sistema operativo de nuestra civilización… los dioses son artefactos culturales y nosotros los hemos creado al inventar mitos y al escribir los testamentos. Mantuvimos que estos eran de origen divino no humano”, pero ahora con la IA Yuval se pregunta: “Qué pasará cuando la inteligencia artificial sea mejor que la mente humana narrando historias, componiendo música, redactando leyes y códigos religiosos?”
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Uno de los artífices de la IA, Blake Lemoine, acaba de renunciar de su alta posición en Google pues su conciencia le obligó a expresar públicamente sus preocupaciones. Geoffrey Hinton, conocido como “el padre de la IA” también renunció a su alto cargo para plantear sus inquietudes sobre los riesgos de la IA.
Yuval cita cómo el sector de las noticias y el periodismo, así como la publicidad, pueden verse muy afectados. También se preocupa cómo podrá afectar las campañas electorales. Si hoy los hombres a través de “bots” inundan las redes sociales con propaganda política, imaginemos lo que ocurrirá cuando estos “bots” sean factura de la IA. Algunos argumentan que lo que está ocurriendo es similar a la creación de la imprenta por Gutenberg que permitió que lo que antes se escribía a manos entonces fluyera en miles de volúmenes para beneficio de la humanidad. Pero esos volúmenes han sido escritos por humanos, no por la IA.
Por supuesto, surgirán beneficios con esta nueva tecnología pues tal vez será factible curar el cáncer y optimizar los diagnósticos médicos.
En 1945 cuando se descubrió la bomba atómica de inmediato los propios científicos impulsaron la creación de organismos internacionales para evitar el mal uso del átomo. Ahora surgen ideas sobre cómo controlar la IA. Dentro de Estados Unidos y en Europa existen proyectos de ley con ese propósito, aunque la competencia de las grandes empresas privadas como Instagram, Google, etc. cada cual buscando descollar en esa nueva área dificultará su implementación. En China, por el contrario, ya hay reglamentos que aseguran que la IA reforzará el control del Estado sobre la población. Pero los americanos no se pueden quedar atrás en IA.
Yuval concluye: “Hemos encontrado aquí en la tierra una inteligencia extraterrestre. No sabemos mucho sobre ella excepto que puede destruir nuestra civilización”.
P.D. Este artículo fue escrito por un humano.