Los peligros del reeleccionismo

Los peligros del reeleccionismo

Por más que los entusiastas del reeleccionismo piensen que pueden salirse con la suya, y por más que el presidente Leonel Fernández se haga cómplice de estos propósitos, todos los caminos a una repostulación de Fernández son espinosos.

Hay sólo dos maneras de lograr “legalmente” una repostulación: una reforma constitucional como hizo Hipólito Mejía en el 2002, o reinterpretar la nueva Constitución.

Escribí la palabra legalmente entre comillas porque, aunque una reforma constitucional vía el Congreso sería legal, la maniobra resultaría ilegítima, ya que la nueva Constitución a ser modificada fue promovida y pactada por el presidente Fernández. Entonces, promover directa o indirectamente la reforma de su propia Constitución sería un acto doblemente deslegitimador: cambiaría lo que él mismo promovió  y sería para beneficiarse él.

También escribí la palabra legalmente entre comillas porque la opción de llevar el caso al Tribunal Constitucional es aún menos legítima. Primero, el Tribunal Constitucional no ha sido constituido; y segundo, al ser una institución nueva, necesita tiempo para validarse como instancia de legalidad en la sociedad dominicana. Tirarle rápidamente un tema tan controversial como la reelección contribuiría a desprestigiarlo al vapor si falla a favor.

Por otro lado, en el Congreso y en el futuro Tribunal Constitucional, el presidente Fernández tiene un gran poder político, de ahí que todo lo que legislen o fallen esas instituciones a su favor particular, quedará marcado por la subordinación de esas instancias a su voluntad.

Debe quedar bien claro que ni la recogida de firmas ni el supuesto referendo tienen asidero legal como mecanismos en sí mismos para modificar la Constitución. Esas son simplemente formas de mantener viva la idea de una posible reelección, e igual sucede con las manifestaciones de apoyo al Presidente que se registran en actividades a las que asiste Fernández.

De aprobarse la repostulación vía una reforma constitucional o una reinterpretación de la Constitución, surgirían dos problemas políticos de significación para el PLD.

Primero, se darían las condiciones políticas para la formación de un frente antireeleccionista que se fundamentaría en la vulneración de la Constitución y el desgaste que ya experimenta el gobierno. Un forcejeo institucional para beneficiar a Fernández se convertiría casi seguro en la gota que reboce la copa del creciente desprestigio gubernamental, con escándalos de corrupción. Los medios de comunicación, por su parte, se dividirían ferozmente entre quienes apoyarían o no la reelección, y en este contexto, capitalizaría electoralmente el PRD. De hecho, porque le facilitaría una franja de votantes antirreeleccionistas que actualmente no comulgan con ese partido.

Segundo, la repostulación de Fernández generaría problemas internos en el PLD, sobre todo, porque quedarían aplastadas las aspiraciones de Danilo Medina, que en esta ocasión ha jugado a no desafiar esperando que la docilidad le traiga mejores resultados que los de 2008. Si Fernández no se repostula y apoya un candidato que no sea Medina, estaría por lo menos promoviendo una alternancia en el PLD, aunque surjan disputas internas.

Al apostar a la repostulación, o dejar que otros lo hagan abiertamente, Fernández está no sólo promoviendo la vieja tradición caudillista y personalista dominicana, sino también un mayor nivel de desinstitucionalización en su partido; y mientras más tiempo pasa, más difícil se hará para el PLD posicionar bien una candidatura alternativa a Fernández.

Lo prudente, lo sensato y lo democrático es que el Presidente pare ya los aprestos reeleccionistas, renuncie a sus aspiraciones porque no tienen un legítimo asidero constitucional, y también, porque podría resultar políticamente muy negativo para su gobierno y su partido.

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