Las personas pensantes, generalmente son vista dentro de los diversos esquemas de nuestras sociedades, sobre todo en los no pensantes, como “bichos raros” o entes que por sus ideas, muchas veces chocantes con ciertas líneas de poder (en este caso la política), se les tilda de inadaptados.
Sin embargo, al leer el libro de Mark Lilla, “Los Intelectuales de la Política: Pensadores Temerarios”, nos damos cuenta de la falta que hace en nuestras sociedades, personas que se dediquen a pensar con sobriedad, sobre determinados temas, en este caso que nos ocupa, la política.
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Son los seres pensantes, lo que a final de cuenta y aunque se les tilde de inadaptados (muchas veces por sus visiones de ver el mundo de una manera muy diferente a como los ven los demás), los que al final de cuenta, suelen tener la razón, eso sí, aclaramos, siempre y cuando sus opiniones sean las que más se acerquen a la verdad objetiva para beneficio de los diversos sectores de nuestras sociedades.
Al leer el presente texto, me he dado cuenta, que este tipo de “genio” es cada vez más difícil de ver, son escasos; pues las diversas corrientes modernistas por la que transitamos, en muchas de las ocasiones se los han tragados, para, y a lo mejor por la falta de sustentación económicas, perder estos la objetividad, mientras se insertan para servirles a ciertos sectores no tan comprometidos con el desarrollo integral de nuestros países.
Mientras más profundizaba en la lectura de cada uno de los pensadores analizados en esta magna obra, mucho más me daba cuenta, de cuán lejos se encuentran la gran mayoría de países Latinoamericanos para la construcción de un verdadero pensamiento político de cara al desarrollo de nuestros pueblos.
Mark Lilla, dentro de su muy bien elaborado análisis, escoge a puntuales pensadores de diferentes corrientes políticas, a los que de manera, y hasta donde nos hemos podido dar cuenta, lo hace de un modo objetivo, dándole al lector que se aventura a la lectura de esta importante obra, una idea mucho más acabada sobre la importancia y el papel que juegan los pensantes políticos para el desarrollo de esta noble ciencia.
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Al leer dicho texto, y pasarme todo el viaje lecturesco dentro de los cuales conocí un poco más de cerca a notables pensadores, tales como Martin Heidegger, Hannah Arender, Karl Jaspe, Carl Schmitt, Walter Benjamín, Alexander Kojeve, Kicel Foucault y Jacque Derrida, todos ellos de diversas nacionalidades pero con un tipo de pensamiento a veces hasta extremistas dentro del mundo de la política, me dado sobrada cuenta de que muchas de nuestras naciones y en este mismo contexto, prácticamente nos “encontramos en pañales”.
Cada una de estas notables lumbreras dentro del pensamiento político, dejaron una impronta con su sello muy particular, y las cuales, nos han servido de mucho para entender dentro de este difícil campo, cuestiones que han elevado algunas de esas naciones, a sitiales dentro del mundo político envidiable; pues sus legados tienden a ser “textos aleccionadores, aunque también enigmáticos”, página 22.
Una de las características más importante que tuvieron estos pensadores y según se reseña en la página 26, es que estos tenían una muy fuerte atracción por la filosofía, la cual trabajaron junto a los diversos conceptos que más luego estudiarán desde el punto de vista de lo que era el desarrollo de su entorno, en cuanto a política se refiere.
Sus diversos estudios y análisis, no solo en sus respectivas naciones tales como Rusia, Alemania, Estados Unidos, Francia, Polonia y Gran Bretaña, entre otras, han servido de mucho, razón por la que hoy días, esas naciones exhiben un adelanto en términos políticos y científicos, que las han empujado a un desarrollo sobre los demás países del área, y por qué no, de nuestros terruños tercermundistas.
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Estos pensadores, plasmaron sus ideologías con conceptos que muchas veces y dentro de sus diversos círculos no eran bien recibidos, ya sea porque a lo mejor, la sinrazón de esas sociedades era tan amplia, lo que llevaba muchas veces a que estos notables no fueran aceptados en los diversos ambientes en donde pernoctaban, sino que además, en la mayoría de las ocasiones eran incomprendidos dentro de sus jurisdicciones.
Algunos de estos, hasta se auto exiliaron en otras naciones, ya sea por la persecución de la que fueron objeto, o porque sencillamente sus ideas eran a lo mejor tan avanzadas que chocaban con las torpezas de quienes estaban al frente del poder.
En la obra nos damos cuenta, que tal y como expresamos en párrafos anteriores, los tres primeros, es decir, Martin Heidegger, Hannah Arender y Karl Jaspe, solo por citar algunos ejemplos, basaron sus ideales montándose sobre las profundas aguas de la filosofía, en donde haciendo un notable maridaje entre esta y la política, lograron producir textos de mucha importancia para el estudio de ambas ciencias.
Entre ellos podríamos nombrar a los de Karl Jaspe: Nietzsche y el cristianismo, Autobiografía filosófica, Origen y Meta de la Historia, así como Los Grandes Filósofos, entre otros.
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Hannah Arender, fue un pensador muy prolífico, llegando a publicar más de 20 obras, todas con un criterio político – científico – filosófico, entre las cuales podríamos destacar, La mentira en política, Sobre la violencia, Eichmann y el Holocausto, Sobre la revolución y El valor de pensar, entre otros tantos.
Mientras Martin Heidegger, publicó importantes obras, entre las que podríamos citar: Reflexiones XII-XV y Cuadernos Negros 1939-1941, Naturaleza, Historia, Estado, El Concepto Del Tiempo; La Idea De La Filosofía y El Problema De La Concepción Del Mundo y Desde La Experiencia Del Pensar, entre otros tantos que por razones de espacio no podríamos enumerar.
Hemos escogido estos pensadores más notables y con algunas de sus más importantes obras, para luego, hacer ciertas precisiones que a lo mejor algunos de los que estén leyendo este análisis-reflexivo-crítico sobre el libro que hoy tratamos, “Los Intelectuales de la Política: Pensadores Temerarios”, no estén de acuerdo conmigo.
Si se quiere, y a manera de crítica, al leer textos como este y otros tantos, uno se da cuenta de lo atrasado que muchos de nuestros países se encuentran en materia de lo que es un genuino pensamiento político, el cual nos hace demasiada falta si de verdad queremos que nuestras naciones tengan un desarrollo político más acorde con lo que estos tiempos llamados modernos reclaman.
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Quienes están llamados a ser nuestros pensadores en esta materia, muchas veces y por conveniencias hasta personales, sus ideas suelen estar muy contaminadas con la subjetividad.
Esto obliga a que algunas de las ideas planteadas vengan intoxicadas, no con pensamientos genuinos a favor del conglomerado, sino de sus parcelas, de sus partidos y en muchas ocasiones hasta de sus bolsillos, algo que en realidad nos retrasa como naciones en vía de desarrollo, si tomamos como vehículo la política.
Si de verdad queremos un desarrollo de la política, los partidos deben de iniciar cuanto antes una cruzada tendente a darle importancia a los politólogos y a la educación en esta materia.
Se necesitan pensantes no comprometidos con ciertos sistemas, sino con el desarrollo integral de nuestros pueblos, o de lo contrario, continuaremos cavando nuestra propia tumba, y al poder político, cada vez más, llegarán aventureros que sin ningún tipo de conocimientos nos enrumbarán al derrotero por el que los no pensantes nos han diseñado.