Los perros del paraíso

Los perros del paraíso

El título lo sugiere la fascinante novela de Abel Posse, premio Rómulo Gallegos 1987, que narra la aventura milagrosa de Crisóforo Colombo cuando en sus delirios de grandeza “escuchaba el llamado autoritario del mar genovés “cooo-lón”, arrastrando sus sueños de mocito desterrado hasta los pies de la “lujuriosa adolescente” Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los famosos Reyes Católicos de una España decadente a quienes la divinidad y el tumultuoso Columbus les tiene reservado un verdadero “Paraíso Terrenal” antes que cuidar destruyen “los perros del paraíso.”
A comienzo de abril, en un artículo titulado “Propiedad, invasores y seguridad jurídica” el conocido abogado Cristóbal Rodríguez Gómez se refiere a los cambios introducidos por la Ley 10-15 que reforma el Código Procesal Penal y al “dictum” del Procurador General de la República, Dr. Domínguez Brito instruyendo a fiscales del Ministerio Público para “prohibir, proscribir y perseguir el delito de violación de propiedad en todas sus manifestaciones” restituyendo el derecho de posesión y disfrute a sus legítimos dueños. El Procurador General cumplía, más que con la ley con el mandato Constitucional que consagra ese derecho fundamental siendo el Estado garante de su protección, imponiéndole deberes y obligaciones.
Pero, ¿qué pasa cuando ese mandato no se cumple y el Estado en vez de garante, deviene ser un vulgar delincuente, violador de leyes que ha de respetar?
Perdura en mi memoria un episodio protagonizado por un prominente empresario que se yerga airoso para ripostar y resaltar la importancia de la seguridad jurídica, por encima de cualquier otro factor para el necesario desarrollo económico, estabilidad política y bienestar de los pueblos. Con el próximo periodo de gobierno del Presidente Medina, soplan nuevos aires primaverales que presuponen grandes cambios: dar un paso firme y decidido al desorden reinante, a la incontenible y creciente ola de violencia y de crímenes escandalosos que la lenidad y tolerancia rayana en indolencia comprometen su gobierno haciéndole de autoridades civiles, policiales y judiciales a nivel nacional, los perros del paraíso.
El Procurador General no se engaña, él también conoce que “hay escollos que es preciso superar.” ¿Qué hacer cuando el Estado, el propio Poder Ejecutivo guardián de Constitución y sus cúpulas se resisten y con su ejemplo, viene a ser el peor violador del derecho de propiedad? Carta en mano:
1. Hace 12 años que el Estado Dominicano, Ministerio de Deporte, despojó indebidamente unos terrenos propiedad de la familia Rodríguez Schack, para construir el Multiuso de Los Alcarrizos, condenando miserablemente a envejecer y morir, a una familia honorable.
2. La CDEEE y sus empresas, desde años atrás se adueñaron de parte de una parcela propiedad del Orietta Scheker, donde levantaron tres torres gigantescas de distribución de electricidad, usufructuando sus beneficios sin importarle regularizar su ilegal posesión.
3. El CEA, horda de facinerosos invade y derriba la verja perimetral de una propiedad de 125,000 tareas causando daños a cultivos y animales de crianza, a pesar de los justos reclamos de los afectados. Y nada pasa.
Insisto, ¡qué hacer cuando los perros de paraíso en vez de cuidar el orden institucional, lo destruyen!

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