Los pesos se hacen de metales

Los pesos se hacen de metales

POR CARMEN CARVAJAL
Desde principios de la semana recién pasada los dominicanos estrenamos dos nuevas denominaciones monetarias en metálico: las monedas de 25 y de diez pesos, que se unen a las de uno y cinco pesos que circulan desde hace varios años.

En el caso de las dos nuevas monedas, las autoridades del Banco Central dieron  explicaciones similares a las anteriores para explicar la decisión de acuñarlas, es decir que  tienen más durabilidad que los billetes.

Las papeletas de diez pesos, que continuarán circulando hasta que se agoten, se deterioran rápidamente, y tienen una vida útil de unos nueve meses, contribuyendo a la contaminación y la propagación de microbios. Igual pasa con las papeletas de 20 pesos, que, además, continuarán circulando mientras queden algunas en  manos del público.

La nueva moneda de diez pesos está acuñada en una aleación bimetálica, compuesta por un anillo color gris plata de cuproníquel y el centro compuesto por un núcleo color amarillo de bronce al aluminio.

Honra la memoria de Matías Ramón Mella, tiene un diámetro de 27 milímetros y un espesor de dos milímetros, con cantos estriados gruesos e interrumpidos y grafila lisa en ambos lados.

La de 25 pesos, que honra a Gregorio Luperón, pesa 8.50 gramos, tiene diámetro de 29 milímetros, con cantos estriados gruesos y grafila octogonal en ambos lados y un espesor de 1.73 milímetros, acuñada en aleación de cuproníquel color gris plata.

Las monedas en RD

Las monedas han circulado en la isla desde la llegada de los españoles en 1492, y,  al momento de la proclamación de la independencia, en 1844, las operaciones comerciales se realizaban con monedas de diferentes nacionalidades y con metales..

De acuerdo al libro “Conozcamos nuestro dinero”, impreso por el Museo Numismático y Filatélico, del Departamento Cultural del Banco Central, al momento de la Independencia ya se hablaba de del peso fuerte de plata como unidad monetaria, fraccionado en reales, cuartos y cuartillos, como en España entonces.

Posteriormente se imprimieron billetes que circularon después incluso de la anexión a España, junto con las monedas españolas.

La obra explica que las primera monedas metálicas de la república fueron acuñadas en 1944, por disposición del general Pedro Santana, eran de cobre alatonado, en el anverso decían República Dominicana y en el reverso la fecha y el valor de 1/4. Cuatro años después se acuñaron nuevamente.

En el 1977 el presidente Buenaventura Báez puso en circulación monedas de cobre de un centavo que decían en el reverso el valor y tenían una guirnalda, y en el anverso  decía República Dominicana y la fecha. Estas monedas no circularon en todo el país, las de un centavo nunca circularon, y las de 21/2 y 5 centavos, que tenían en el reverso una Biblia y una guirnalda las de cinco, y una cruz las de dos y medio, eran llamadas “motas de librito” y “motas de cruz”, respectivamente.

En 1882 y 1888 se acuñaron monedas del mismo tipo, pero en níquel, y con valor asignado de la mitad de las anteriores, es decir 2.5 y 1.25 centavos, que fueron denominadas motas y níqueles por el pueblo.

A finales del siglo XIX, en 1991, siempre de acuerdo a la publicación del Museo Numismático, se reorganizó el sistema monetario, basándose en el sistema de francos y centésimos de franco, y con nuevas monedas, las de plata con valor facial de cinco francos, un franco y 50 centésimos de franco. En bronce las de 5 y 10 centésimos. El gran valor de estas monedas, que eran de gran calidad, hizo que desaparecieran rápidamente en manos de los especuladores.

Tres años después se abandonó este sistema, y se adoptó el sistema decimal de pesos y centavos, y en 1897 se acuñaron monedas de un peso, medio peso, 20 centavos y diez centavos, que fueron bautizados como “clavaos” por la gente.

Con la reforma monetaria de 1937, producto del reordenamiento de las finanzas, se estableció un medio de cambio adecuado que, con variantes, opera aún.

Las de hoy

Ese año, 1937, se promulgó la Ley de Moneda Metálica número 1259, que estableció las siguientes denominaciones: el peso, moneda de plata, con valor igual al dólar de  Estados Unidos; medio peso, moneda de plata; moneda de plata de 25 centavos; Moneda de plata de diez centavos, moneda de níquel de cinco centavos, y moneda de cobre de un centavo, o centésima de peso.

La propia ley establecía que la composición, el peso, la forma, las dimensiones y la tolerancia en la composición serían iguales a las de las monedas de iguales denominaciones de los Estados Unidos.

Las monedas de plata, y de cobre de cinco centavos, llevaban en el anverso la efigie de la libertad, el peso, el valor y el año de acuñación; pero las de un centavo, según la ley, llevarían una imagen alegórica al progreso, para ello se usó la palma real, que era, a su vez, la imagen del Partido Dominicano, el de Trujillo.

Estas monedas, que circularon a partir del 1938, tenían una composición de 90% de plata, y diez por ciento en cobre. Con su circulación se recogieron las monedas de finales del siglo XIX y las norteamericanas que circulaban en todo el país. Las motas, sin embargo, continuaron circulando, autorizadas por la nueva legislación.

A partir de entonces se han dispuesto acuñaciones de diferentes denominaciones, así como ediciones conmemorativas de acontecimientos o en honor a personalidades. La devaluación del peso, que pasó de ser equivalente al norteamericano, a una paridad de RD$33 por US1.00, determinó la salida, por inefectiva, de las monedas de fracciones del peso, es decir, de 1, 5, 10, 25 y 50 centavos.

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